Es difícil cuando sientes tanto agradecimiento poder expresar con palabras ese sentimiento. El pasado día 2 de diciembre, mi perrita fue atacada por otro perro y ahí comenzó una lucha incansable por salvarla. Una de las cosas más difíciles cuando tienes que separarte de un miembro de la familia es dejarlo en manos extrañas cuando más te necesita.En estos 18 días, donde he pasado muchísimas horas en la Clínica Veterinaria San Jorge, he podido comprobar de puertas para dentro, cuánto amor y trabajo hay en cada rincón de ese lugar. Debe ser muy difícil trabajar con animales, quizás se necesite un sexto sentido o ser especial, pero es que en el pack también va el dueño y la relación entre ambos y hay que ser profesionalmente excelente para cuidar hasta el más mínimo detalle pero sobre todo, hay que tener empatía, respeto y un corazón enorme. En esta isla tenemos la suerte de tener a la cabeza de esta clínica a Fernando Ribas, una de las mejores personas que he conocido en mi vida, con un alma preciosa y que como no podía ser de otra manera, ha elegido a un equipazo a su altura.

Es imposible que con tantos bonitos corazones no se curen allí las heridas y las que no pueden ser curadas, al menos se habrán preparado para lo que venga con la mayor compasión posible. Gracias y mil gracias, no pudimos tener mejor compañía, si de algo me ha servido perder a Dana es haberos ganado a vosotros y todo lo que viví a vuestro lado, doloroso y precioso. Gracias por hacer más dulce un trago tan amargo.