Prevenir el síndrome de burnout (del trabajador quemado) es una tarea de todos. Del propio trabajador, de los compañeros y de los superiores. Así lo aseguró ayer Maria Rosa Suñer, enfermera y doctora en Psicología por la Universitat de Girona, durante la ponencia 'Síndrome de burnout. Estrategias y prevención' que ofreció en las segundas jornadas Humanizar la Atención Sanitaria, organizadas por la Unidad de Seguridad del Paciente del Área de Salud de Ibiza y Formentera en el centro cultural de Jesús.

Suñer explicó que los profesionales sanitarios tienen «altos niveles de estrés» y las empresas deben incluir su prevención dentro de los planes de promoción de la salud. La experta reconoció en las jornadas, que duraron todo el día, que la personalidad de la persona es un factor que influye y que, en ocasiones, es difícil de cambiar. «Hay que ser más flexibles para adaptarse mejor a las situaciones», indicó la conferenciante, que recalcó también que llevar un «estilo de vida saludable» puede evitar el desgaste y caer en situaciones de estrés que pueden conducir a una depresión, alertó.

También es importante que haya un «liderazgo» claro que permita la «autonomía a los trabajadores» así como buena comunicación en el entorno de trabajo y una dinámica «participativa». Otro de los aspectos clave es que el trabajador «tenga la percepción de que haya justicia» en el trabajo.

Suñer señaló que la propia Organización Mundial de la Salud «hace más de diez años» que destaca la necesidad de impulsar políticas de prevención en este sentido e insistió en que los sanitarios se encuentran entre los profesionales que más lo sufren.

De la misma manera, señaló que la expresión «estar quemado» se utiliza «demasiado a la ligera». La experta detalló que, aunque varía en función de las zonas, se calcula que un 20% de los trabajadores sanitarios sufren este síndrome, que hace ya años que países como Estados Unidos o los nórdicos, tienen muy en cuenta.

Menos productividad

Menos productividad

Tanto ella como Armand Jesús Grau, internista y jefe de estudios de la Fundació Salut Empordà, (que ofreció antes la ponencia 'Síndrome de burnout. Definición, origen y estudio'), coincidieron en que este síndrome consiste en que un trabajador esté «emocionalmente agotado» y no vea como personas a aquellos a los que atiende. Suñer hizo mucho hincapié en la importancia de prevenir este síndrome ya que, indicó, «es difícil de revertir». Además, explicó que, a la larga, supone bajas laborales. La experta insistió en que las empresas deben comprender que un trabajador quemado tiene una productividad más baja.

Grau añadió que el profesional que sufre este síndrome se suele sentir, en general, «poco valorado» tanto por sus jefes como por sus compañeros e, incluso, su entorno más cercano. El médico alertó de que si no se pone remedio y el problema «va a más» puede acabar repercutiendo en la atención a los pacientes: «El trabajador puede cerrarse y no prestarles la atención adecuada, no verlos como personas y llegar, incluso, a considerarlos una carga o cometer errores».

Grau indicó que es el propio profesional, frustrado porque un trabajo que es muy vocacional no cumple sus expectativas, quien primero puede percatarse de lo que le está ocurriendo e intentar solucionarlo.