El aumento de la temperatura del agua está causando estragos en grupos de animales marinos como los antozoos, una clase que incluye corales, plumas de mar, anémonas y el coral pétreo endémico conocido como madrépora mediterránea (Cladocora caespitosa), un superviviente del Plioceno que, después de prosperar durante tres millones de años, se enfrenta hoy al reto del cambio climático. La especie ha sido clasificada recientemente (en 2015) en la categoria 'en peligro' de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y en la última revisión de la Lista Roja de los Invertebrados Marinos del Mar Balear, que elabora el Govern y donde puede leerse que «se sospecha de un descenso considerable de las poblaciones». Las previsiones sobre el aumento de la temperatura del agua no permiten ser muy optimistas sobre el futuro de esta especie, concluye el informe del Govern.

En las Pitiusas, destacan las concentraciones de colonias que existen en el islote de s'Espardell, en la reserva marina de es Freus, y también pueden verse poblaciones interesantes en sa Conillera, a 15 o 20 metros de profundidad. En las localidades de Cala Galdana, en Menorca, y en Cap Blanc, Mallorca, se han hallado asimismo comunidades importantes.

Este cnidario colonial hexacoralino, descrito en 1767, es el único coral mediterráneo que forma arrecifes similares a los que construyen especies de mares tropicales, aunque de menor tamaño. En uno de los últimos informes sobre especies amenazadas en el Mediterráneo dado a conocer por la UICN y dedicado a los antozoos, se resalta que los más grandes y mejor desarrollados arrecifes de madrépora mediterránea conocidos hasta la fecha se encuentran en la reserva marina de Islas Columbretes y en el Parque Nacional de Mljet (Mar Adriático). Sin embargo, el verano anormalmente caluroso de 2003 provocó altas tasas de mortalidad en estas excepcionales poblaciones. Las mortalidades recurrentes (con dos periodos destacables de mortalidad de 2003 a 2006 y de 2008 a 2012) han representado pérdidas de población de hasta el 50 y el 80 por ciento en lugares como las Islas Columbretes. Los últimos quince años han supuesto una calamidad sin precedentes para diversas especies de antozoos.

Cladocora caespitosa es un «constructor de arrecifes», un ingeniero de ecosistemas que tiene una gran importancia en la estructura de las comunidades marinas. Los registros fósiles más antiguos de los que se tiene conocimiento fueron hallados en 1998 en la cuenca Almería-Nijar y están datados en el Plioceno Superior. Y aunque se considera endémica del Mediterráneo, también existen poblaciones en áreas adyacentes del Atlántico. Es un coral de esqueleto calcáreo y de tonos marrones que habita hasta los 50 metros de profundidad, donde todavía alcanza la luz del sol. Los coralitos ovalados se van uniendo hasta formar colonias de incluso más de un metro de diámetro y cada uno de ellos muestra pequeños tentáculos retráctiles con una bolita en su punta. Es una especie de crecimiento lento y de larga vida (unos 300 años), con un limitado potencial de recuperación; a duras penas pueden equilibrarse sus bajas tasas de reclutamiento con la rapidez de las perdidas. Y, por si el calentamiento global no fuera amenaza suficiente, esta especie también sufre daños por la pesca de arrastre, los fondeos incontrolados, el desarrollo costero y la proliferación de algas invasoras como Caulerpa cylindracea, muy abundante en las reservas de es Vedrà, es Vedranell i els illots de Ponent.

La falta de información, según apunta la UICN en su informe, es un inconveniente añadido a la hora de buscar las fórmulas adecuadas para preservar las poblaciones de esta y otras especies de invertebrados marinos en riesgo de extinción, por lo que es necesario ampliar a nivel local «los conocimientos actuales sobre taxonomía, distribución, población y ecología de las especies». En la plataforma observadoresdelmar.com, coordinada por el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (del CSIC) y creada para recopilar datos de especies marinas, existe un proyecto concreto sobre corales que permite a buceadores comunicar sus observaciones y ampliar así el conocimiento que los científicos poseen sobre la distribución de la especie.