En marzo de 2016 un avión estaba a punto de aterrizar en el aeropuerto de Ibiza cuando el piloto observó que en la pista circulaba un vehículo de mantenimiento. A 800 metros de aterrizar, fue advertido por la torre de control de que debe abortar la operación.

Los 200 pasajeros que transportaba pasaron unos momentos de angustia cuando, viendo que la pista se encontraba a escasos metros bajo sus pies, el avión volvió a acelerar y a retomar el vuelo.

Así lo publica hoy El Mundo de Baleares, donde explican que esta situación se debió a que el controlador estaba realizando labores administrativas de espaldas a la pista y no se percató de la peligrosa situación. Según el rotativo, estas tareas administrativas "están permitidas en todas las torres de control privatizadas (entre ellas la de Ibiza) y gestionadas por Ferronats, pero no se llevan a cabo en ningún otro centro público de la geografía española. De ahí las críticas que sus trabajadores llevan tiempo lanzando sobre su fatiga y la sobrecarga de trabajo que estas tareas generan, que no asumen sus colegas públicos de Enaire y que ponen en riesgo la seguridad aérea".

La empresa se defiende

Desde la empresa Ferronat, que gestiona la torre de Ibiza desde su privatización, reconocen a Diario de Ibiza el incidente pero aseguran que es "uno de los muchos que se producen en todo el mundo" y que la seguridad "nunca estuvo en peligro". Atribuyen esta noticia a una campaña que aseguran ha iniciado el sindicato USCA y Enaire, la empresa que controla a estos profesionales del sector público, y dicen estar estudiando emprender acciones legales.

"No sólo es mentira, es una difamación organizada por USCA y Enaire". Desde Ferronat explican que en el momento del incidente había un controlador haciendo labores administrativas y otro pendiente de la pista. "Quien decidió qué hacer era el que estaba de controlador, no el que hacía labores administrativas. Es una vergüenza que utilicen la seguridad para intentar hacernos daño", lamentan.

El rotativo publica ahora que ha tenido acceso a la "investigación interna que a raíz del suceso encargó Ferronats" y cuyas conclusiones son, que si bien están permitidas las tareas administrativas, solo se deben llevar a cabo cuando hay poco volumen de trabajo y que, en todos los casos, estas labores no deben perjudicar a las operacionales.

Desde Ferronat niegan que se haya abierto un expediente y recuerdan los protocolos de seguridad a los que está sujeta esta actividad. "Es un caso menor que se controló sin problemas, como ocurre en todos los aeropuertos del mundo", insisten.

Según El Mundo, los controladores lamentan que desde que se inició está investigación poco o nada ha cambiado su situación y su gran cantidad de trabajo.