La sede del Institut d'Estudis Eivissencs acogió ayer la presentación del Bioatlas de Balears, una herramienta que recoge todas las especies que pueblan estas islas, incluso las serpientes invasoras, y que puede ser consultada on line en la web bioatles.caib.es. La información que incluye será actualizada periódicamente y se ofrece públicamente para que pueda ser utilizada por cualquier persona. La presentación corrió a cargo de Joan Mayol, jefe del Servicio de Protección de Especies de la dirección general balear de Espacios Naturales y Biodiversidad del Govern, y del técnico Iván Ramos.

«Se trata „explicó Mayol„ de un sistema de información geográfica (SIG) que permite ver en qué cuadrículas de un kilómetro cuadrado se conoce la presencia de una especie. O lo que es igual: cuáles hay en cada kilómetro cuadrado del territorio».

También incluye las especies invasoras, como las culebras de herradura ( Hemorrhois hippocrepis) y de escalera (Rhinechis scalaris). Buena parte del mapa de Ibiza, especialmente la zona correspondiente al municipio de Santa Eulària, se tiñe de colores cuando se busca la serpiente de herradura o la de escalera, aunque menos en este último caso.

«No es completo»

«No es completo»

Contiene miles de datos, pero no todos los que deseaban: «Evidentemente, no es completo. En los 6.000 kilómetros cuadrados de Balears calculamos que puede haber unas 10.000 especies, lo que significa que hay millones de datos. Estamos muy lejos de poder manejarlos. Pero, como mínimo, hemos procurado incluir toda la información posible de las especies más amenazadas, las de directiva europea y las que condicionan muchas actividades».

Hay especies más comunes, como la araña Argiope bruennichi, que se halla en toda la isla, de la que solo aparece una cuadrícula de un kilómetro cuadrado en las montañas de Roca Llisa: «Es un error, evidentemente. Hemos volcado todo lo que se ha publicado y las informaciones que nos han mandado los colaboradores. Cuando hay una especie que es muy abundante, nadie publica que la encuentra. Es cierto que las especies más vulgares, salvo en casos que tengamos acceso a otras fuentes de información, están subrepresentadas», se ñala Mayol. La encina, sin embargo, «está bastante bien representada porque se pudo volcar el mapa de encinares, miles de datos». Precisamente, una de las razones por las que ayer se presentó públicamente el Bioatlas fue «para pedir la colaboración de los naturalistas que puedan aportar información al sistema».

El Bioatlas comenzó a fraguarse en 2004: «Nunca „comentó Mayol„ ha tenido a nadie a tiempo completo. El funcionario que lleva el Bioatlas está encargado de muchos otros temas, tiene que compaginarlo con otras tareas. Hasta que no tuvo un volumen de información que, sin ser exhaustivo, fuera presentable, pensábamos que no valía la pena darlo a conocer públicamente. Ahora somos conscientes de que es muy limitado, pero el sistema ya es un embrión formado».

De algunas especies, por ser «muy sensibles», no se ha incluido su localización en la cuadrícula de un kilómetro cuadrado para evitar ser molestadas o hasta su destrucción: si se buscan aparece un mensaje que alerta de que «esta especie está protegida y no se puede visualizar». En el caso de Ibiza eso ocurre con el águila pescadora (Pandion haliaetus.