­El Govern seguirá sufragando el coste de exportar a la Península los fangos que generan las depuradoras de la isla, pero también pagará el proceso de compostaje de estos fangos que acomete el Ayuntamiento de Santa Eulària. De hecho, el conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, aboga por extender este tratamiento al resto de depuradoras y asegura que también otros municipios están interesados en gestionar del mismo modo el exceso de lodos.

«Lo importante es que el responsable de la gestión, que es el Consell, ha asumido este rol de intermediario» y la conselleria no tiene problemas en pagar lo que cueste esa gestión. «Como productores de este residuo, pagaremos como el buen vecino que abona la tasa de basuras que le fijan», declaró Vidal el martes durante una visita a Ibiza.

Como «no tenemos las instalaciones que desde 2003 el plan director dice que han de estar [se refiere a la planta de triaje y compostaje previstas en Ca na Putxa], y que esperamos que se construyan en dos años», explicó el conseller, en Ibiza hay que buscar «otras soluciones».

El traslado a la Península

Una es el traslado vía marítima de camiones cargados con los lodos de las depuradoras a la Península, que se ha puesto en marcha «de manera experimental, como prueba piloto para este verano, para superar este momento». La otra es la que ha puesto en marcha Santa Eulària, donde mezclan esos fangos con restos de poda para reducir su olor al roturar con ellos los campos.

En todo ello, el papel que le toca al ejecutivo insular es el de «hacer ya los convenios y articular los mecanismos para establecer un precio para que el Govern pueda pagar estos tratamientos». Ello tras comprobar que la experiencia de la Villa del Río «está teniendo un buen resultado».

Así, el presidente del Consell, Vicent Torres, y el conseller ibicenco de Medio Ambiente se han comprometido a elaborar el convenio en el que se establecerá qué costes tiene el compostaje para calcular la cuantía de la tasa. Vidal, por su parte, asegura que esa tasa se aplicará retroactivamente, con lo que en Santa Eulària «se abonará la producción que se ha generado este verano; no existe un problema de dinero, sino de quién tiene las competencias para gestionar y cómo», añadió el conseller.

No sólo eso, la producción de compost que puso en marcha Santa Eulària -y por la que su Ayuntamiento lleva tiempo demandando compensaciones- se convierte en la opción más interesante para la conselleria.

Su titular cree que «lo más lógico es que la mayoría de fangos se traten aquí», en la línea de «ser capaces de gestionar los propios residuos que se generan».

De hecho, eso es coherente con la política de gestión de residuos que criticaron al PP, cuando este partido estaba dispuesto a incinerar en Mallorca basuras importadas del extranjero: «Nosotros hemos dicho que no queremos ser el basurero de Europa, y no hemos de querer que nuestros residuos vayan fuera», señaló Vidal.

Fangos menos olorosos

El éxito del tratamiento del exceso de fangos de la depuradora de Santa Eulària estriba en que el resultado huele mucho menos que los lodos que habitualmente se vertían en los campos de la isla tal cual salían de la planta.

Ello generaba un problema de hedores en los alrededores de las fincas donde se depositaban esos fangos y, también habitualmente, una molesta concentración de insectos atraídos por el ‘aroma’. El proceso puesto en marcha por el Ayuntamiento empieza con los fangos centrifugados de la depuradora.

El resultado obtenido es un lodo en «estado semilíquido», explica el conseller, ya que mantiene un 80% la humedad. En este estado, aunque «agrariamente son muy buenos debido a los altos valores nutricionales, positivos para el suelo, y no tienen metales pesados ni otros elementos», generan «problemas con los vecinos».

Y en el campo de Ibiza, donde cada vez hay más uso residencial y menos agrario, resulta muy complicado encontrar dónde verter esos lodos sin molestar a nadie.

Pero el Ayuntamiento viene financiando el proceso de compostaje posterior, con lo que reduce olores, y la aplicación al terreno también es diferente. El secado de los lodos se consigue mezclándolos con restos de poda triturados, ya que la biomasa absorbe la humedad, y se disemina por el campo antes de roturarlo. El proceso es más caro, pero el resultado es mucho más inocuo para los vecinos.

El alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, sugirió ya el verano pasado a la conselleria que aplicara este método, que puso en marcha de forma experimental e incluso se buscó fincas interesadas en recibir ese compost.

Entonces se descartó, argumentando que, al tratarse un proceso de gestión de residuos, se invadían las competencias del Consell en la materia.

Los técnicos del Govern también desaconsejaban entonces el depósito de los fangos sin tratar en el vertedero insular, con lo que hasta la puesta en marcha del envío de camiones a la Península, la situación parecía atascada.

Con el compromiso del Consell de regular una tasa para que el Govern compense a los ayuntamientos que opten por la producción de compost, estas expediciones pueden acabar siendo innecesarias.