Un joven que se enfrentaba a una pena de diez años de prisión por violar a una joven de 17 años ha sido absuelto. El tribunal pone en duda en la sentencia la versión de la denunciante y explica que las pruebas apuntan a que la relación mantenida, apoyados en un coche en un aparcamiento de tierra de es Pratet, en Vila, fue consentida.

De esta forma, se pone fin a un procedimiento judicial que ha durado casi siete años. En el juicio, celebrado el pasado 13 de abril, el fiscal y el abogado defensor solicitaron la absolución del acusado, puesto que estaban convencidos de que la chica consintió en mantener relaciones sexuales con el joven, al que conocía puesto que son vecinos en Santa Eulària. Sin embargo, la letrada de la acusación particular mantuvo su petición de diez años de cárcel por un delito de abuso sexual, por el que además pidió una indemnización de 10.000 euros para la denunciante por los supuestos daños morales sufridos, y la imposición de una orden de alejamiento y comunicación durante 15 años.

El tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Balears que firma la sentencia, a la que ha tenido acceso este diario, considera probado que los dos jóvenes estaban a las tres de la madrugad el 16 de noviembre de 2008 en un bar de copas de los soportales de es Pratet.

Ambos habían tomado bebidas alcohólicas. Salieron al exterior y, en el aparcamiento de tierra que estaba donde ahora se encuentra el parking de pago, mantuvieron relaciones apoyados sobre un coche, con penetración. «El acusado usó un preservativo y no ha quedado acreditado que ocurriera sin el consentimiento [de la chica]», concluyen los magistrados.

Al día siguiente, la menor denunció que le habían violado y la Policía Nacional arrestó al joven, que pasó una noche en el calabozo de la comisaría y quedó por la mañana en libertad con cargos. «Con la absolución prevalece la verdad», comenta Iván Couselo, abogado del encausado, al conocer el fallo. «La sentencia absolutoria no repone a mi cliente a la situación previa a la denuncia, pues ha padecido una pena de banquillo y una incuestionable estigmatización social durante los siete años que ha durado el proceso», añade.

Grabó la relación con un móvil

«La versión de la denunciante ha sido endeble», insiste el tribunal, que recueda que, a pesar de que la entonces menor aseguró que estaba «alcoholizada», recordaba detalles como que el procesado le invitó a un chupito. Cuando estaban manteniendo relaciones, los amigos del joven le llamaron por teléfono y éste pidió permiso a la chica para grabar con su móvil, a lo que ella no se opuso. La grabación se escuchó en el juicio y no fue impugnada.

Aunque al principio se escucha a la denunciante decir «no, no, no», «las expresiones de la perjudicada resultan los suficientemente explícitas para hacer dudar de su versión, pues se identifican dos gemidos y tras ello se le oye pronunciar en tres ocasiones la palabra ‘más’, todo lo cual es difícilmente compatible con una ausencia de consentimiento», concluyen los jueces.

Después de la relación, el joven entró en el bar a por su cazadora. Regresó pero la chica no estaba. Se fue con un trabajador del pub. Cuando este hombre la llevaba en coche a Santa Eulària, le agarró del cuello y le preguntó si quería mantener relaciones sexuales, explica el tribunal.