El 16 de julio es una fecha primordial para todos los hombres y mujeres de mar de Ibiza, que cada año se reúnen para recibir y acompañar a su patrona por las calles de la Marina y contemplar la tradicional procesión por las aguas de la bahía.

Era un día especial y por eso los corns y las sirenas se dejaron oír ayer, en una salve festiva, por el barrio marinero y en la costa de Santa Eulària.

La tradición mandaba en una fiesta en que el fervor religioso se entremezcla con el amor a la tierra y su historia. Los actos comenzaron a las 19 horas en la iglesia de Sant Elm con la misa en honor a la patrona, que fue presidida por el obispo de la diócesis, Vicente Juan Segura, y cantada por el Cor Ciutat d´Ibiza. Durante la homilía, los representantes de las instituciones se situaron en las primeras filas de la iglesia. Entre ellos se encontraba el presidente del Consell, Vicent Serra, la alcaldesa de Ibiza, Pilar Marí, así como varios concejales del Ayuntamiento de Ibiza.

Una vez terminada la ceremonia, la Virgen recorrió las calles de la Marina seguida por los feligreses y por la banda de música hasta encontrar el mar, pero tras superar un primer momento de desconcierto: la salida de la patrona por la puerta secundaria de la iglesia despistó y extrañó a todas las personas que esperaban expectantes para recibir a su patrona en la puerta principal del templo como es la costumbre.

La procesión discurrió por la calle de la Mare de Déu y bajó hasta la plaza de Sa Riba, entre los aplausos y la emoción de los feligreses, para alcanzar el ´Cala Saona´, atracado junto al muro, donde embarcaron a la imagen de la Virgen, y también subieron las autoridades y bandas de música.

El recorrido por las estrechas calles de la zona duró 30 minutos hasta el puerto, donde los fieles que habían seguido a la Virgen desde la iglesia se reunieron con las miles de personas que esperaban impacientes su llegada frente al mar.

El trayecto hasta el ´Cala Saona´ salió a la perfección, aunque hubieron de salvar algún que otro desequilibrio al bajar a la Virgen por las escaleras que llevaban a la zona portuaria. Al llegar a la embarcación, las sirenas de una treintena de barcos empezaron a sonar en señal de homenaje a la virgen, que fue subida a bordo del barco sin dificultades.

Por segundo año sin el estorbo de las pantallas de metacrilato que desde 2005 robaban parcialmente la visión del espejo de aguas de Vila, los miles de asistentes pudieron disfrutar y emocionarse con la tradicional procesión marinera. Ésta finalizó sobre las 21.45 y la agrupación musical presidió el descenso de la Virgen del barco para dirigirse de nuevo hacia la iglesia de Sant Elm. Al llegar a la puerta, todos los feligreses cantaron la Salve Marinera. La ceremonia terminó con la interpretación del himno nacional por la agrupación musical Santísimo Cristo.