La primera prueba de la primera liga nacional española de agility se celebrará en Sant Antoni durante los días 18 y 19 de enero, coincidiendo con el Divercan, organizado con motivo de las fiestas patronales de la localidad. Será la primera vez que la habilidad que demuestren los perros y sus dueños agilitistas no solo sea contemplada como un espectáculo, sino también como un deporte. Oficialmente lo es desde el pasado 14 de junio, cuando el Boletín Oficial del Estado publicó un resolución del 29 de mayo de 2013 de la presidencia del Consejo Superior de Deportes por la que se modificaba el artículo 5 de los estatutos de la Real Federación de Cazadores para que el agility se incorporara como uno de sus objetos sociales, que ya incluía la cetrería, los pájaros de canto y la denominada caza San Huberto.

Toni Torres, delegado en Balears de la Unión de Clubes de Agility (UCA) y presidente del Club de Agility Ibiza, ha sido uno de los impulsores de que esa competición de ágiles mascotas se considere ya un deporte: «Lo más divertido es que los medios de comunicación tendrán que empezar a incluirnos en la sección deportiva», comenta chistoso. «Me preocupaba -añade- que la gente nos viera solo como esos que logran que los perritos pasen por un aro, como si fuera un circo. Desde hace tiempo hemos adquirido cierto punto deportivo. Hasta damos masajes a los perros antes de cada prueba». Ojo, que incluso los canes podrían ser sometidos a pruebas antidopaje.

No lo han tenido fácil para lograr su objetivo. En Cataluña existe una federación, pero «gracias a un desliz que se produjo en el organigrama de la conselleria de Deportes catalana. Una asociación de agility se registró como club deportivo y creó precedente. Todos se metieron detrás por ese agujerito». Torres y la UCA buscaban ese agujerito en España, pero no lo encontraron hasta hace poco. El Consejo Superior de Deportes les había recomendado que se incorporaran a una federación que ya existiera, porque crear una nueva era misión harto complicada, por no decir imposible. Primero probaron en la de Hípica, pero no les convencieron los requisitos económicos. Luego intentaron en la de Galgos:

«Desgraciadamente falleció el presidente cuando todo el dossier estaba sobre su mesa. Las complicaciones, entre ellas que dentro de la propia federación no todos consideraban que el agility fuera un deporte, impidieron que se avanzase», cuenta Torres. Cuando menos se lo esperaban surgió la posibilidad de incorporarse a la Federación Española de Caza: «Entonces se abrió entre nosotros el debate por la cuestión de las escopetas y la caza de animales, pero pesó más que lo que buscábamos era el auspicio de una federación para que el agility fuera un deporte». Venció el pragmatismo.

La que se celebrará en Ibiza los días 18 y 19 de enero será la primera de las 14 pruebas que la liga nacional tendrá al cabo del año. Habrá una liga infantil y otra normal. Y cuatro categorías, según la medida de la cruz del animal: 30, 40, 50 y 60 centímetros. Los primeros perros deportistas ladrarán pues en Sant Antoni.