Hay que tener poca autoestima, escasísimo civismo y el cerebro de un mandril (con perdón hacia esta especie) para persistir en según qué acciones, como lanzar basura de todo tipo por el mirado del Ayuntamiento de Ibiza. La limpieza de esta zona de costa por el incivismo de unos pocos cuesta dinero público y causa un grave perjuicio a la imagen de la ciudad.