Un sofá, una bombona de butano, seis o siete televisores de plasma rotos, dos termos y bicicletas fueron algunos de los objetos más llamativos recuperados ayer en la limpieza de la playa de Baix de sa Penya, de la que se retiraron alrededor de dos toneladas de basura, estimó el concejal de Medio Ambiente de Ibiza, Joan Mayans.

No han pasado ni cuatro meses desde la última limpieza –hecha el 25 de enero–, en que la zona quedó «niquelada» tras retirar 3,5 toneladas de basura y ayer de nuevo presentaba un estado lamentable. «Me he quedado sorprendido. No es normal el incivismo que hay...», dijo el Mayans, que tildó de «vergonzosa» la actitud de las personas que tiran los residuos a esta playa.

El edil opinó que la imagen que se da «no es agradable», ni para quienes llegan a la isla en barco y se encuentran con esas vistas, en las que además resultan llamativos los colores de los objetos lanzados, ni para quienes se acercan a los miradores. «Pero no podemos poner un guardia las 24 horas ni tampoco cámaras de vigilancia, porque las van a destrozar», señaló.

Aunque ya tras la primera limpieza apuntó la posibilidad de colocar una barandilla más alta que la actual para dificultar el lanzamiento de objetos, sobre todo de los más pesados, señaló que le han informado que el Pepri en principio no lo autorizaría. «Y además una valla tampoco es la solución, porque aunque lo dificultaría, quizás luego acabarían tirándola también», apuntó. «No podemos estar haciendo el servicio a la carta a estos sinvergüenzas», criticó, aunque no concretó una posible solución.

Un total de 14 personas –ocho voluntarios de Protección Civil y seis empleados de Cespa– trabajaron en la limpieza, que se inició a las 15 horas y se prolongó hasta última hora de la tarde, comentó el concejal, que precisó que esta tarea no ha supuesto un gasto al Ayuntamiento. «Tan solo el coste de la gasolina de las dos zódiacs», señaló y detalló que «no es excesivo». También destacó la colaboración de la empresa de las obras del puerto de Ibiza, que facilitó dos pantalanes flotantes para poder colocar la basura que extraían. Uno de estos volcó en la orilla y tuvieron que retirar de nuevo los residuos.

Durante la limpieza, relató Mayans, fue necesaria la intervención de la Policía Local, pues «había gente tirando piedras» desde arriba del acantilado, con el consiguiente peligro para trabajadores y voluntarios.