Zinah pasa a toda la velocidad que le permiten sus cuatro patas junto al Pou de´n Gatzara. Salta por encima de las piedras, se cuela entre las piernas de un paseante, ignora las ramas que le salen al paso. En este momento, Zinah, una border collie de tres años, solo tiene una cosa en la cabeza: encontrar a la víctima. Busca entre los árboles y la maleza. Solo se detiene cuando consigue dar con ella. Frena en seco, se agacha un momento sobre sus patas delanteras y empieza a ladrar. Segundos después, también corriendo, aparece Ann Ceulemans, su dueña y su guía en labores de rescate. Entonces Zinah calla y se tumba.

Zinah es uno de los tres perros de la unidad Buscans que ya puede participar en rescates. Genjo y Quiny, los otros dos, esperan pacientes el momento de entrenar una nueva búsqueda. Los tres han superado ya dos años de entreno y, además, han demostrado que, cuando se trata de encontrar una persona perdida o herida, nada les distrae de su labor. «Se sabe que un perro está preparado cuando supera todas las dificultades, cuando da igual que haya comida, pelotas, gente u otros perros en el camino», afirma Ann, responsable de la unidad, que está formada por integrantes de Protección Civil de Sant Joan que trabajan de forma desinteresada. Ann es la propietaria de los tres perros y la guía de Genjo (un pastor holandés de un año y medio) y Zinah. A Quiny, una border collie de tres años, la entrena Eva Sánchez.

Esta perra es el ejemplo de que se puede recuperar a un perro abandonado. Ann adoptó a Quiny a los ocho meses. Hasta ese momento había tenido dos dueños y vivido en unas condiciones nada idóneas. «Tenía las patitas rosas, con sangre y apenas podía andar», recuerda Ann mirando a Quiny, con la que asegura que han tenido que trabajar mucho para conseguir que sea una perra equilibrada.

Eva, su guía, le pone el arnés naranja fosforito en el que se lee ´Rescate´. El cambio es automático. Quiny, que hasta hace unos segundos corría y jugaba sobre la hierba, aguarda quieta y concentrada el momento de salir a buscar a Ann, que se ha escondido entre unas hierbas. Para estos tres perros ponerse el arnés no es equiparse para la faena. Ponerse el arnés significa cambiar el chip, ponerse en modo trabajo. A veces, de hecho, cuando deben buscar en el bosque, los guías se lo quitan justo antes de iniciar la búsqueda para evitar que se enganchen con las ramas. «¡Busca!», grita Eva. Quiny se lanza veloz a la búsqueda. Cuando encuentra a Ann se sienta a su lado. A diferencia de Zinah, Quiny no ladra. Aguarda en silencio. «Es una tumba, necesitamos un GPS, como el que llevan los perros de los cazadores, para ella», apunta Ann mientras Eva recompensa a la rescatadora por su buen trabajo. Es básico. «La gente comenta lo buenos que son los perros que buscan personas. En realidad, lo que quieren no es encontrar a la víctima, quieren su recompensa», explica Eva sosteniendo el mordedor para que Quiny juegue.

Tres búsquedas

Ann explica que Buscans nació hace algo más de dos años durante la búsqueda en Sant Vicent de un checo desaparecido, en la que participó un perro que vino de Palma. El animal murió, víctima de un golpe de calor. Ann lo tuvo en su casa. Su dueño, Joan Ramon, impartió, tiempo después, un curso sobre rescate con perros a los miembros de Protección Civil de Sant Joan que pagó el Ayuntamiento de este municipio. Aquello fue el inicio. Después de eso vinieron muchos cursos y muchas horas de entreno hasta conseguir los primeros perros adiestrados para rescate. De hecho, ya les han avisado en tres ocasiones para que colaboraran en búsqueda de personas perdidas. Genjo barrió toda una zona buscando el cuerpo del cura de Ampuero desaparecido en Ibiza el año pasado, salió en pos de un hombre que se había marchado de casa y el 112 pidió a Ann que les ayudara a hallar a una mujer perdida en la Cala de Sant Vicent. «Estábamos preparados para salir cuando llegó el helicóptero con la desaparecida. Cuando la mujer bajó, Genjo se tumbó a su lado. «Sabía que estaba nerviosa y quiso darle tranquilidad», apunta Ann, que señala que la unidad canina de rescate atiende peticiones del 112 y la Guardia Civil. «También de particulares», indica la responsable de Buscans, que señala que en estos momentos están entrenando a diez perros.

Para que el aprendizaje sea perfecto necesitan víctimas, es decir, personas ajenas a Buscans, que asistan a los entrenamientos y se presten a esconderse en el bosque para que los perros de la unidad les encuentren. «Necesitamos de todo, gente mayor, niños, familias, hombres, mujeres, personas de todas las razas… Gente a la que los perros no conozcan», pide. «A nosotros sabemos que nos encontrarían en la Cochinchina, pero necesitamos estar seguros de que son capaces de localizar a cualquiera», apunta Eva. «Para ayudarnos solo tienen que ponerse en contacto con nosotros. En el perfil de Facebook de Protección Civil de Sant Joan colgamos los horarios y los lugares de los entrenamientos, por si alguien quiere venir», indica Ann. De esa misma manera pueden contactar las personas que tengan perros y quieran entrenarlos para rescate. «El adiestramiento va muy poco a poco», indica Eva. Durante dos años se enseña a los perros primero a ladrar y luego a encontrar y señalizar personas a las que cada vez sitúan más lejos y para llegar a las cuales ponen más obstáculos. «Eso sí, para participar en búsquedas tienen que formar parte de Protección Civil de Sant Joan, por el seguro», matiza Ann.

Un calcetín que es un cadáver

La responsable de la unidad llama a Genjo para una demostración de búsqueda de un cadáver. Mientras le pone el arnés explica que viajó hasta Holanda para buscar a Genjo, al que el rescate le viene de familia. Sus padres también están entrenados y la mujer que se lo vendió, Martine Dietz, participó con uno de sus animales en las labores de búsqueda en Fukushima, en Japón, tras la catástrofe nuclear de la que se acaba de conmemorar el primer aniversario. Precisamente Martine Dietz visitará Ibiza dentro de un mes para impartir un curso. Dietz dará a Reyes, otra de las integrantes de Buscans, y a su perra Niza las últimas indicaciones del adiestramiento para el rescate con bringsel, un collar que el perro usa para avisar a su guía de que ha encontrado a la persona.

«Con víctimas vivas sé que Genjo no falla nunca, pero con cadáveres aún no lo sé», confiesa Ann enfundándose un guante de látex en la mano derecha para coger «el cadáver», que no es más que un calcetín que huele, supuestamente, a cuerpo en descomposición. Para conseguirlo, la prenda está siempre guardada en una botella de plástico introducida, a su vez, en un bote de cristal con varias muelas sumergidas en agua. «Huele fatal», comenta Eva arrugando instintivamente la nariz mientras ve cómo Ann se marcha a esconder el calcetín, que acaba colocando en alto, casi en la copa de uno de los árboles cercanos al Pou de´n Gatzara, antes de regresar para iniciar la búsqueda con su pastor holandés.

Genjo aguarda el momento de empezar a rastrear. Vista al frente. El cuerpo recto. Las orejas tiesas. Los músculos en tensión. Genjo arranca a correr, a punto de alcanzar el árbol se desvía medio metro y se detiene justo donde el fotógrafo aguarda en cuclillas para fotografiarle y ladra. Ann y Eva ríen. Casi a carcajadas. En una búsqueda, una persona agachada, sentada o tumbada puede ser una víctima viva. Y las víctimas vivas van antes que los cadáveres. «Por eso en las búsquedas se pide a la gente que nunca, bajo ningún concepto, se sienten, se agachen o se tumben», justifica Ann, que llama a Genjo y pide al fotógrafo que se ponga de pie antes de repetir la búsqueda. Esta vez sí. Con todos los humanos de pie, Genjo no falla. Llega directo al calcetín. Salta, apoya las patas delanteras en el tronco, lo más cerca posible de la copa del árbol, y ladra hasta que Ann recupera la prenda y, por supuesto, le premia con mimos y juegos.

Las claves

RAZAS

Cualquier perro puede entrenar para rescate

Aunque hay razas especialmente dotadas para el rescate (labrador, border collie, pastor alemán, malinois…) la responsable de Buscans señala que cualquier perro puede llegar a ser un perro de rescate.

CONDICIONES

Juguetones, obedientes, sociables y equilibrados

Para poder ser un perro de rescate el animal debe cumplir algunos requisitos: debe gustarle mucho el juego ya que esa es la motivación en los entrenamientos, tener un alto nivel de obediencia, ser sociable tanto con los humanos como con otros perros y, sobre todo, ser un perro equilibrado que no se altere y se recupere rápido de los momentos de estrés.

ENTRENOS

Tres sesiones de varias horas tres veces por semana

Preparar a un perro para rescate requiere tiempo, ganas y tomárselo muy en serio. La unidad entrena tres veces a la semana en sesiones de cerca de tres horas en diferentes puntos de la isla.