La bahía de Sant Antoni acoge al menos una vez al mes una regata de embarcaciones clásicas que suele reunir a seis o siete joyas de la artesanía balear. Una ocasión única para comprobar cómo se despliega una vela latina (de cuchillo, triangular) como las que antaño lucían prácticamente todas las naves del Mediterráneo, o para disfrutar de la navegación más auténtica que existe, durante la que se escucha solo el sonido del viento y del batir de las olas contra el casco.

El pasado domingo partieron del puerto de Sant Antoni poco después del mediodía cinco barcos: ´Sant Jaume´, ´Montse´, ´Bohemio´, ´Querida Lolita´ y ´EWS´.

El recorrido, sencillo y que se cubrió una sola vez aunque en principio estaban previstas dos mangas, partía desde la bahía hacia una boya colocada en es Port des Torrent. Aunque el resultado es lo de menos, la victoria se la embolsó en su espléndido velamen el ´Sant Jaume´, construido en 1914 por el mestre d´aixa Pep Serra, Raspalls, en el varadero de Ibiza pero que ya ha vivido dos reformas importante, en 1964 y a principios de 2000. La última corrió a cargo de Vicent Ribas Suñer, Curt, que ahora dirige su timón, y se prolongó durante tres años. La vela original, explicaba ayer Curt, era latina, pero desde 2003 se desliza gracias a una cangreja, de forma trapezoidal. «El barco se utilizó desde su botadura para transportar materiales y, hasta 1995 o 1996, llevó pasajeros por la bahía» de Sant Antoni.

Curt, que también reformó el ´Montse´ «hace seis o siete años», reconoce que la mayor carga de trabajo en estas reliquias se concentra en su mantenimiento, por lo que aplaude la iniciativa de esta regata clásica porque exige a los patrones sacar a estas joyas de sus amarres.

Precisamente, fue el armador del ´Montse´ (construido en Andratx en 1964) Paul Devaux, y el del ´Bohemio´, Julio Cardona, quienes en 2002 impulsaron este encuentro de románticos del mar. A ellos se les unió poco después José María Cardona, del ´Brillante´, y José Ignacio Ureta, dueño del ´Pitango´, que no acudieron a la última cita. Destaca el trabajo de Enrique Mas, director técnico del Club Nàutic, que garantiza el apoyo de esta sociedad a la regata para «mantener una tradición (…) y hacer actividades alrededor de este grupo de apasionados, para que luzcan y saquen a navegar sus embarcaciones». «Es el alma de esta regata», apuntan sobre Mas varios de los participantes en estos paseos por el pasado.

Entre los seis barcos suman varios cientos de años y algunos guardan entre sus cuadernas historias tremendas. Toni Ribas Bonet, restaurador de embarcaciones y un experto en llaüts y barcos clásicos de todo tipo, explica que el primer armador del llaüt ibicenco ´Bohemio´, (salió del astillero en 1915), el padre del actual, Julio Cardona, decidió hundirlo durante la Guerra Civil para que no le fuera incautado. Después lo reflotó. «Nunca dijo dónde lo hundió», añade Ribas.

El ´Querida Lolita´ es otro monumento. Su propietario, Carlos Noguera Wilson, explica que fue construido en Menorca en 1960 y reformado íntegramente por los hermanos Santiago y David García Sánchez.