El 12 de octubre de 1898 la sociedad Sandoval y Compañía, promotora del Teatro Pereyra, solicitaba al Ayuntamiento de Ibiza construir la fachada porticada frontal. Cinco días más tarde, el Consistorio le daba la licencia de obra. «Hoy en día tendrías que hacer un estudio de impacto ambiental de la porchada», bromea Pedro Matutes, responsable de Sirenis Hotels, empresa propietaria al 50 por ciento con Grupo de Empresas Matutes de este emblemático y céntrico edificio. Se toma con humor –«qué remedio», dice– los dos años que han tenido que esperar para lograr la licencia de la reforma a la que van a someter al teatro.

La intención de los propietarios es adjudicar la obra este mismo mes a una de las seis empresas que se han presentado y comenzar a trabajar lo antes posible. El plazo de licencia es de 24 meses pero deberán parar los trabajos durante el período de la temporada alta, con lo que las obras podrían alargarse durante cuatro años, a razón de cuatro períodos de ocho meses cada uno. Si todo se cumple como lo han previsto, en 2014 podría estar totalmente terminado.

La posibilidad de comenzar o no las obras antes de que finalice el año dependerá también de las negociaciones con los inquilinos de los locales que hay en los bajos: un supermercado y varias tiendas. «No podemos tocar la estructura mientras estén abiertos porque se pone en peligro a las personas que trabajan y a los clientes. Es una cuestión legal que sólo se podía solventar una vez con la licencia de obras en la mano. Ahora comenzaremos a negociar», explica el portavoz de la propiedad. El único local que continuará funcionando es el café concierto porque ya fue sometido a un refuerzo estructural y será compatible con las obras .

«No va a ser una discoteca», dice rotundamente Pedro Matutes, contestando así a uno de los rumores que más se escuchan estos días sobre el teatro. Casi es el único uso que no tendrá, ya que la polivalencia ha sido uno de los retos a los que se ha enfrentado el arquitecto Jordi Carreño. Representaciones teatrales, cabaret, proyección de películas, conciertos, exposiciones, congresos, fiestas privadas, desfiles de moda y cócteles, el Pereyra estará preparado para todo esto y más porque, según explica Matutes, se está analizando la posibilidad de instalar sistemas de emisión y recepción de alta definición que permitan recibir en directo el estreno de una ópera de Viena o retransmitir al mundo cualquier acontecimiento que se celebre en el teatro.

Inversión millonaria

Varios millones de euros (prefiere no especificar cantidades) serán necesarios solo para la reforma total de la estructura y su recuperación. El modelo de gestión no está completamente definido. «Nuestro propósito es hacerlo lo más polivalente posible y después decidiremos», explica el empresario.

«Si tuviésemos que elegir entre este y otros proyectos desde el punto de vista de la rentabilidad no escogeríamos este», asegura Matutes. «Nos hemos embarcado en esto porque estamos vinculados a este edificio desde hace 113 años. Es una inversión de excelencia, aunque queremos hacer algo que funcione y que puede ser un complemento para los hoteles de las cadenas Sirenis y Fiesta, para organizar congresos», admite.

Mantener su configuración y encanto original y, a la vez, utilizar las últimas tecnologías ha centrado buena parte del trabajo del arquitecto y ésto se puede comprobar en los planos y en las recreaciones virtuales. Para lograr versatilidad, casi toda la atención del proyecto se la ha llevado la reforma de la platea, que incluirá un sistema hidráulico que permitirá inclinar la superficie para una representación teatral o dejarla completamente plana si se trata de una fiesta. El foso, que estará compuesto por cinco plataformas móviles, puede ´esconder´ la orquesta, convertirse en unas escaleras o formar parte del escenario elevándolo a su misma altura y ampliando el espacio de representación. Camerinos de dos niveles, una zona de catering y un almacén con acceso directo al foso son algunos detalles que mejoran el original.

El modelo con el que se construyó el Pereyra es el de teatro-circo, lo que no significa que se exhibieran leones y payasos, sino que la forma y distribución del espacio permitía colocar el escenario en mitad de las butacas para determinado tipo de espectáculos, como el boxeo, que sí se practicó en este teatro. «Hay obras que necesitan un escenario central y gracias a la movilidad de las butacas se podrá plantear así», explica el arquitecto. Incluso se están planteando instalar un sistema de poleas motorizadas y enganches desde el techo que posibilitaría la representación de obras como las de la Fura dels Baus.

En condiciones normales, es decir, con el escenario fijo, el foso a nivel de la platea y contando con los palcos, el teatro tendrá capacidad para unas 480 personas sentadas.

Los elementos estéticos, desde los palcos a las columnas de madera, se van a retirar, restaurar y guardar para volver a instalarlos. Estas columnas funcionaban como carga pero a partir de la rehabilitación serán elementos meramente ornamentales que no soportarán el peso.

La cercanía a los elementos que conforman el Patrimonio de la Humanidad de Ibiza también lo hacen apto para representaciones teatrales o proyecciones que estén relacionadas con la historia y cultura de la ciudad. «No descartamos llegar a acuerdos con instituciones en este u otro sentido», dice Matutes, y eso a pesar de confesarse «harto de las instituciones». Este es el motivo por el que la familia no ha recurrido a subvenciones públicas para rehabilitar el teatro. «Es el único caso que hemos visto en España de que un teatro de estas características se reforme exclusivamente con capital privado y posiblemente es la operación de restauración de patrimonio histórico privado más importante de la historia de Ibiza», asegura el empresario, que remarca que la ciudad lleva más de 110 años ligada a este edificio. «En su día se construyó gracias a la sociedad civil ibicenca y parece que su continuidad va a seguir apoyándose en ello», subraya.

Para erigir este edificio fue necesaria la apertura de un expediente militar porque esta zona estaba bajo jurisdicción del ejército. La autorización militar de septiembre de 1897 para la construcción del Teatro Pereyra impone varias condiciones. La grada debía ser de madera y las paredes no podían superar los 20 centímetros de espesor para facilitar su demolición en caso de necesidad bélica. Estas exigencias han provocado que el edificio se haya degradado más de lo normal, obligando a una rehabilitación completa de toda la estructura.

Los detalles del proyecto

El fondo fangoso de la zona donde está asentado el Teatro Pereyra requiere pilotajes de hasta 16 metros de profundidad para asentarlo. Además, la estructura del edificio está muy dañada por los insectos xilófagos que han atacado la madera, con lo que deberá ser sometido a un micropilotaje interno.

Estética y tecnología

Mantener la estética del edificio y adecuarlo a las nuevas necesidades de seguridad y tecnología ha sido uno de los grandes retos para el arquitecto Jordi Carreño, responsable del proyecto.

Intervenciones agresivas

Desde su construcción hasta la actualidad, el edificio ha sido sometido a diversas intervenciones que no han respetado la configuración original, sobre todo en la fachada posterior y laterales.

Puntos a resolver

Los accesos durante las obras y cuando abra al público son dos puntos que han de resolver con el apoyo de las instituciones. La propiedad pide al Ayuntamiento de Ibiza que lo tenga en cuenta dentro del proyecto de reforma de Vara de Rey, que está previsto que comience en octubre de 2011.