Un hombre, de 38 años de edad, dijo ayer ser víctima de un engaño y se enfrenta a una petición de cuatro años de cárcel y a 39.000 euros de multa por ser el destinatario de un envío procedente de Colombia (su país natal) de 325 gramos de cocaína ocultos en las tapas del libro de cuentos infantiles de los hermanos Grimm ´El sastrecillo valiente´. La Fiscalía solicitó esta condena en un juicio celebrado ayer por la Audiencia Provincial de Balears en el juzgado de Ibiza.

El imputado comenzó a trabajar en la isla después de que un «amigo» le dejara 3.000 euros para venir a España, según dijo el mismo. Años después, cuando ya se había olvidado de la deuda, fue sometido al ´gancho ciego´, un engaño típico de los narcotraficantes colombianos, según sus propias explicaciones.

Su «amigo» le envió un paquete con cocaína y le dijo que eran revistas pornográficas colombianas. «Él sabía que me gustaban esas revistas», dijo en el juicio. Como el imputado estaba en España en situación irregular el paquete llegó a la dirección de su compañero de piso.

Vigilancia Aduanera interceptó el libro con la cocaína en el aeropuerto de Madrid y decidieron simular la continuación del envío. En Ibiza arrestaron al compañero de piso del acusado, que no está imputado en la causa.

Los agentes montaron un dispositivo policial en el parque infantil de la plaza de España, pero el acusado sospechó algo y huyó. El envío llegó a España en una fecha no concretada anterior al 10 de diciembre de 2004, y ese día se hizo la entrega controlada en Ibiza.

El acusado logró escapar y se trasladó a trabajar a Burgos, sin saber que estaba imputado en esta causa. Cuando se fue a empadronar en la ciudad castellana fue detenido.

«Me mandó la droga por venganza», comentó el acusado, muy nervioso, en el juicio, y explicó al tribunal que 9.000 pesos colombianos (3.000 euros) «es mucho dinero en su país». «Me envío la droguita por la plata que le debía», apostilló.

Los trabajadores de Vigilancia Aduanera explicaron cómo montaron el dispositivo de entrega controlada de la droga y cómo arrestaron al compañero de piso del imputado, pero no a este último.

La fiscal mantuvo su acusación. «Llamó por teléfono a su amigo colombiano porque sabía lo que había en el paquete», apuntó.

«Los narcotraficantes no envían cocaína cortada», comentó por su parte la abogada defensora del imputado, Alicia Hernando. En los 325 gramos de cocaína contenidos en el libro de cuentos infantiles sólo había 87,3 de pasta de cocaína, es decir, que la pureza del envío era del 26,8 por ciento.