Su brillante carrera en el mundo de los negocios comenzó en 1997 con la agencia de modelos ID Management, que en tiempo récord se convirtió en una de las mejores de la ciudad de los rascacielos y tuvo un gran desarrollo en Internet. Su amistad con el magnate Donald Trump le introdujo en el mundo de los negocios inmobiliarios a través de la compañía The Trump Organization. En la actualidad es co-chairman de The Paramount Group of America Corporation, y socio de la división broker de Prudential Douglas Elliman y también director y asesor de la Intergovernmental Renewable Energy Organization (IREO) de Naciones Unidas.

La revista Vanity Fair le dedicó un reportaje de seis páginas a su carrera y sus apariciones en la prensa económica y social van desde la revista GQ a la portada del Wall Street Journal. Su principal trabajo en estos momentos es el de director y asesor especial para el cambio climático de la ONU, es experto en el Protocolo de Kyoto, ahorro energético y carbon credits. Su compañía Green Incorporation se dedica a vender productos energéticos a jefes de Estado, gobernadores y alcaldes y en la actualidad trabaja activamente en el proyecto Beta LED, para la iluminación de parques y calles de Nueva York y Miami con lámparas leds, que consumen menos de la mitad que los fluorescentes o lámparas convencionales. Para este proyecto ha llegado a un acuerdo con la marca Phillips para el suministro.

—Usted ha pasado del mundo de la moda al inmobiliario para acabar en proyectos ecológicos de la ONU. ¿Ha sido un largo y complicado viaje de negocios, no?

­—Siempre me han gustado los nuevos retos y he pasado del mundo de las supermodelos a ser broker inmobiliario y vender casas de lujo hasta que trabajé tres años en Naciones Unidas y descubrí un nuevo mundo. Me interesó el Protocolo de Kyoto, el ahorro energético y las energías renovables. Así que decidí cambiar de rumbo y hacer negocios con proyectos con los que me siento más identificado.

—¿Cuál es su actual cometido dentro de Naciones Unidas?

—En diciembre estaré en Copenhague para la nueva negociación del Protocolo de Kyoto. Espero que Estados Unidos lo firme definitivamente. El presidente Obama está interesado en dar un paso importante. Pienso que es importante usar energía renovable para cambiar el mundo. Hay que elegir entre mitigar y adaptar. Creo más en hacer cosas para mitigar y cambiar que adaptarse al cambio. No se puede hacer nada contra el deshielo y la subida de los óceanos, pero se puede mitigar.

—Su empresa afronta retos de futuro que parecen un tanto útopicos en estos momentos.

—Estoy centrado en el desarrollo de proyectos de luz para iluminar calles, autopistas y parques de las grandes ciudades. Para ello hemos llegado a un acuerdo con la multinacional Phillips, líder mundial del sector, para promover sus productos con jefes de gobierno y autoridades gubernamentales en Estados Unidos y otros países.

—La luz led no es nada nuevo, pero el cambio climático le ha otorgado una importancia vital de cara al futuro inmediato...

—El led existe desde hace 60 años y tiene unas grandes ventajas sobre los productos de iluminación pública actuales, como el fluorescente o las lamparas HID convencionales. Es más seguro, casi cinco veces más duradero, más barato, se enciende al instante, funciona incluso con niebla y está en todas partes. Puede funcionar a bajas temperaturas, no tiene vibraciones ni contiene mercurio, que es un elemento muy tóxico para el ser humano.

—¿Qué aplicaciones inmediatas puede tener el led en instalaciones públicas de gran consumo?

—El descubrimiento del led es genial. En 10 años vamos a tener leds industrial en todas partes del mundo.Ahora se puede iluminar una autopista con un ahorro de consumo del 50 al 70 por ciento menos que la luz eléctrica y dura de 10 a 15 años, lo que significa menor mantenimiento y un mayor ahorro. Los fluorescentes, por ejemplo, tienen mercurio y han de reciclarse cuando se estropean o acaba su vida útil. Sin embargo, nadie lo hace y esto contamina. Si se rompe un fluorescente hay que reciclar, ventilar y limpiar el sitio y nadie lo sabe. En Estados Unidos hay que llamar a un equipo especializado para limpiar el mercurio. Es imprescindible reciclar el mercurio.

—¿Su nueva faceta verde es estrictatemente de negocio o una nueva forma de vida?

—No es un negocio de beneficiencia, me interesa este tipo de negocio porque aporta algo más al mundo y a la sociedad y esto me motiva aún más. Creo en ello y es un buen negocio. El mismo presidente Obama cree en este tipo de negocios y promueve mucho las energías renovables. Yo llevo tres años trabajando en estos temas y creo que ahora es el momento perfecto para trabajar con la administración.

—Tambien está muy involucrado con los proyectos SIDS (Small Islands Developing Space) para las Naciones Unidas ¿En qué consisten?

—Es una idea para los grupos de islas del mundo como Bahamas, Polinesia o Maldivas, que van a desaparecer en treinta o cincuenta años por la subida del mar. Son países que no crean polución y van a desaparecer por culpa del cambio climático que producimos los países más desarrollados, sobre todo Estados Unidos, China o Europa. Trabajo conjuntamente con el embajador permanente de los SIDS, Angus Friday, para tratar de paliar los efectos. Friday es el embajador de la isla de Granada y está considerado como el defensor más importante del movimiento ecológico en Naciones Unidas. Ahora trabaja en el World Bank como asesor de cambio climático para tratar de conseguir el dinero que sufrague este proyecto, porque sin dinero no se puede hacer nada.

—¿Esta idea es extensible a otros países con problemas similares?

—Tenemos que trabajar primero con los países que van a desaparecer y con todos los otros 194 países de las Naciones Unidas. Hay más de 40 países que son islas, casi una cuarta parte del planeta, lo que les confiere una fuerza importante, porque todos tienen el mismo voto.

—¿Cómo un ciudadano italiano como usted ha logrado situarse a este nivel en una ciudad tan competitiva como Nueva York ?

—Adoro Nueva York tanto como Ibiza. Hay que trabajar duro para conseguir algo en cualquier lado del mundo. La agencia de modelos me ayudó a conocer a gente importante, pero es un negocio pequeño. Recuerdo que Donald Trunp me dijo un día: ´Paolo eres demasiado bueno para ser agente de modelos´, me ayudó a entrar en el negocio inmobiliario y cambió mi vida. Me ayudó mucho y le estoy muy agradecido.

—¿Hay que seguir la estela del poder para triunfar o los contactos y las amistades son el secreto del éxito en los negocios?

—El camino natural es seguir la estela del poder. El secreto para promocionar tu carrera y tus negocios es conocer cada vez gente más importante. En Naciones Unidas he aprendido a ser más diplomático, más traquilo, porque hay más protocolo. Ahora conozco cada vez gente más importante, interesante y poderosa con la que almuerzo a diario como con cualquier otra persona.

—¿Es fascinante conocer a un jefe de Estado?

—Sí, porque hay una fascinación por las personas más poderosas del mundo.

—¿Qué diferencia hay entre conocer a una supermodelo y a un mandatario o jefe de Estado?

—Conozco a todas las top models y ahora empiezo a conocer algunos jefes de Estado, bastantes diría yo. En estos días de mi vida es más fascinante conocer a un importante mandatario.

—¿Quién le ha causado una impresión especial al conocerle?

––Adoro a Bill Clinton, es un genio. Sus discursos hay que escucharlos muy detenidamente, palabra por palabra, porque siempre dicen algo importante. Siento también una gran admiración por Hillary Clinton y por el embajador Angus Friday.

—¿Por qué todo el mundo adora a Clinton?

—Clinton es Clinton. Es único.

—¿Qué opinión tiene de su presidente, Silvio Berlusconi?

—Me gusta Berlusconi, no sólo porque es mi presidente, sino porque es un gran hombre de negocios. Es importante lo que está haciendo por el país y por el mundo. Creo que va a ayudar mucho a resolver el problema con los árabes, ya que es capaz de hacer cualquier cosa que se proponga.

—¿Pese a sus problemas con las fiestas y las chicas?

—Ese es un tema que va muy bien a la prensa sensacionalista porque vende periódicos, pero lo importante es lo que haga para el país. Pese a sus problemas es el segundo presidente con más apoyo popular del mundo, todavía tiene el 65% del electorado italiano.

—¿Cuál es su sueño pendiente?

—Soy muy feliz con mi actual trabajo en Naciones Unidas y con mi novia Amanda Ungaro. Quiero hacer cosas buenas para el mundo y obtener buenos resultados. Sólo me gustaría estar más tiempo en Ibiza, porque es el sitio donde me siento más feliz. Vengo aquí desde que tenía 14 años y no he fallado ni un verano. Adoro esta isla.

—¿Cómo sobrevivió usted al crack bursátil de Wall Street?

—Supe adaptarme bien y muy rápidamente a la nueva situación. El mundo cambió en ese momento y seguimos en ´prueba de recesión´.

—¿Ha tocado fondo la crisis en Estados Unidos como se dice?

—No, la economía americana seguirá en recesión tres o cinco años más. Hay más de un 10 por ciento de tasa de paro en América y esto es grave. La clave está en los cambios que proponga el presidente Obama. Me gustan sus ideas, lo está haciendo bien, pero tiene bastantes problemas y mucho trabajo. No va a ser fácil recuperar el país.

—Obama ha propuesto a las multinacionales del automóvil americanas producir coches que gasten menos y reduzcan la polución. ¿Qué le parece esta medida?

—No me gusta. Es un error, las restricciones al consumo no son suficientes, tenía que potenciar el coche híbrido y el uso del etanol. Cuando el secretario de Transportes anunció esta medida me pronuncié en contra. El Estado no puede ayudar a los fabricantes sólo por el hecho de hacer coches que consuman menos. Tenía que potenciar el coche híbrido, es el futuro.