El Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera ha publicado el libro ´El depósito rural púnico de Can Vicent d´en Jaume´, el ejemplar 63 que reúne los trabajos del museo. Los autores de esta obra son José Pérez Ballester y Carlos Gómez Bellard, ambos profesores titulares de Arqueología e Historia Antigua en la Universidad de Valencia. Esta obra estudia el yacimiento de Can Vicent d´en Jaume, que fue localizado y excavado a finales de 1983. Se trata de un hallazgo fortuito, realizado por un miembro de la entonces Sociedad Arqueológica, quien avisó al museo. Un pequeño equipo se desplazó al lugar, situado a escasos kilómetros de Santa Eulària, en la carretera de Sant Carles, y pudo comprobar que en las obras de ampliación de esa carretera, las máquinas habían cortado casi por la mitad un depósito de cerámicas de época púnica.

El trabajo que ahora ve la luz es el estudio completo de los materiales recuperados entonces, más de 1.000 piezas y fragmentos de muy diversa procedencia y utilidad. Destaca la abundancia de vajilla de mesa, tanto para beber (copas y boles) como para comer (platos), de producción local pero también importados de la región italiana de Campania. También es abundante la cerámica de cocina, destinada a llevar al fuego los alimentos, o los instrumentos necesarios para su preparación, como son los morteros. Una parte importante del material recuperado lo constituyen las ánforas, el envase de transporte por excelencia de la Antigüedad. La mayoría son ibicencas, pero unas cuantas ánforas importadas hablan de los gustos de los habitantes de la zona: hay así ánforas de vino greco-itálico y otras que contuvieron salazones de pescados, procedentes de lugares lejanos como Cádiz o la propia Cartago.

El depósito de Can Vicent d´en Jaume se ha fechado en torno al 125 a.C., en lo que culturalmente es la época tardo-púnica en la isla, y era un lugar de almacenamiento de restos cerámicos para su posible reutilización. Los que crearon este depósito debieron de vivir en alguna granja muy cercana, que no se ha podido localizar pero que sin duda sería parecida a las excavadas a lo largo de los años en Can Fita (Santa Eulària), Can Corda o Ses Pallises de Cala d´Hort (Sant Josep).

Joan María Escandell, gran aficionado a la Arqueología de las Pitiusas y colaborador asiduo del Museo Arqueológico de Ibiza, encontró este yacimiento cuando volvía hacia Santa Eulària en su vieja motocicleta y «su ojo siempre alerta», según los autores del libro, y la lentitud de su vehículo le permitieron ver en el corte de un talud lo que le pareció una acumulación de cerámica. Inmediatamente avisó al museo y al día siguiente acudió al lugar un pequeño grupo que realizó una excavación que no duró más de tres horas.