La conselleria balear de Medio Ambiente advierte de que los restos de la demolición de la mansión de Michel Cretu, en Santa Agnès, no pueden quedar enterrados en la cima, aunque sea material inerte sin componentes peligrosos como plásticos o hierro. Un portavoz del Ejecutivo autonómo explica que los restos de obra deben ser tratados por un gestor autorizado y que, en ningún caso, pueden quedar sepultados sobre el terreno, en contra de la posición que mantiene ahora el Ayuntamiento de Sant Antoni. La conselleria apunta, además, que esta prohibición afecta a cualquier espacio, «y no sólo a los que cuenten con alguna figura de protección».

Agentes de Medio Ambiente constataron a finales de mayo la existencia de restos de obra enterrados en el lugar donde se levantaba el inmueble del músico rumano. Aunque se ha descartado, inicialmente, la presencia de restos contaminantes entre el material de obra inerte enterrado, la conselleria posiblemente abrirá un expediente para aclarar los hechos y, si cabe, depurar responsabilidades. «No se pueden enterrar restos de obra por muy limpios e inertes que sean», destacan las fuentes de la conselleria balear de Medio Ambiente consultadas.

La conselleria balear de Medio Ambiente tampoco tiene constancia de que la empresa adjudicataria del derrumbe de la casa de Santa Agnès haya solicitado de momento autorización para dejar los restos sepultados en la cima. El Ayuntamiento de Sant Antoni requirió a la empresa a que tramitara ante Medio Ambiente la solicitud de permiso para evitar el traslado de este material a uno de los dos vertederos de la isla autorizados, en contra de lo previsto en el contrato suscrito. El teniente de alcalde, Joan Pantaleoni, justifica que la ley puede interpretarse de modo que los restos inertes pueden quedar bajo tierra en la cima de Santa Agnès, aunque en el caso de la mansión de Cretu, al tratarse de un espacio protegido (Área Natural de Especial Interés), la constructora debería tramitar, previamente, una autorización de la conselleria balear de Medio Ambiente. Asimismo, el Ayuntamiento decidió retener una parte de la última certificación del importe de la obra para costear el traslado de los restos a un vertedero autorizado en el supuesto de que la conselleria de Medio Ambiente denegara el permiso para dejar los restos de obra en la montaña y la empresa se negara a trasladarlos a un centro autorizado de gestión de este tipo de residuos.

Autorización imposible

De momento, la conselleria no ha recibido solicitud alguna por parte de la empresa, pero las fuentes consultadas adelantan que nunca podría informar a favor del mantenimiento del material de obra de la casa de Cretu enterrado en la cima donde se levantaba la casa porque «no está permitido». Los dos únicos vertederos en vías de regeneración autorizados para tratar este tipo de residuos (el de Santa Bárbara, en Jesús, y el de Vertieivissa S.L., en Cala Tarida) no han recibido restos de obra de esta demolición, según fuentes de las empresas que gestionan estas explotaciones.

Al principio, el Consistorio no se planteaba la posibilidad de que parte de los restos del derrumbe quedara bajo tierra en la montaña. «Pagamos para que se lleve al vertedero, no para que se deje allí», señalaba el teniente de alcalde de Sant Antoni tras conocer las primeras denuncias hechas por el grupo de la oposición. Construcciones y Excavaciones Erri-Berri S.L. se adjudicó las obras de demolición de Cretu por 346.643 euros, una oferta muy ventajosa en comparación con otras (el precio de salida de la licitación era de 900.000 euros). Incluso el Consistorio realizó algunas comprobaciones para descartar que se tratara de una propuesta temeraria.