El experto en Educación y director del Institut de Recursos i Investigació de la Formació Graó, Antoni Zabala, aseguró en una multitudinaria conferencia pronunciada en el Club Diario de Ibiza que la enseñanza en primaria y secundaria debe ser «orientadora e integral», en vez de perseguir como único objetivo aprobar el examen de Selectividad. Profesores de toda la isla abarrotaron el salón de actos y un centenar de ellos tuvieron que seguir la charla a través de una pantalla en el exterior de la sala. El acto fue organizado por la Associació Pitiüsa per a la Renovació Pedagògica (Aprep).

Zabala aseguró que el modelo educativo que se ha venido siguiendo hasta ahora ha dado buenos resultados, pero lamentó que «se acepta que el objetivo final de la enseñanza es la Universidad». Desde párvulos hasta bachillerato «parece una gincana en la que todo el rato se van superando obstáculos, que son los exámenes, y luego se olvidan los conocimientos adquiridos». Además, se preguntó: «¿Sería feliz una sociedad en la que todo el mundo fuera universitario?», para terminar opinando que no, puesto que la sociedad precisa de todo tipo de profesionales.

Por ello, apostó por una educación que permita dar salida a todos los estudiantes, aunque no quieran ir a la Universidad. Defendió un modelo «orientador e integral», frente al «selectivo». «¿Por qué no enseñar a leer un contrato laboral?», afirmó Zabala, quien recordó que la mayoría de estudiantes, al salir del bachillerato, ha de hacer frente a un puesto de trabajo y desconoce por completo la mecánica laboral.

«Hay que hacer que la vida entre en la escuela y que ésta sea el objeto de estudio de la escuela», manifestó. Por ello, citó el sistema llamado de competencias, consistente, básicamente, en «la capacidad o habilidad de llevar a cabo tareas o hacer frente a situaciones diversas». Este nuevo método debe garantizar «una intervención eficaz en los diferentes ámbitos de la vida», añadió.

Ejemplo del sistema de la competencia es que el alumno comprenda lo que se le enseña: «¿Para qué sirve una ecuación de segundo grado?», por ejemplo. También aludió al caso de los quebrados en matemáticas. «Todos aprendimos lo que son las fracciones gracias al ejemplo de la tarta, pero ¿alguien recuerda lo que es el máximo común divisor?», preguntó. El grado de conocimiento sobre esta operación matemática es menor «porque no se siguió con el ejemplo de la tarta», indicó.

El modelo meramente expositivo «no sirve», como también cuestionó el sistema de las asignaturas, que suponen una enseñanza excesivamente compartimentada. «Hace falta un área común y un enfoque globalizador. Son necesarios modelos, ejercitación y reflexión de lo que hago, no una disociación de su uso», aseguró. Puso como ejemplo: «Se aprende a bailar bailando».

Participación del estudiante

Defendió, en este contexto, la participación activa del alumno en la enseñanza, pues actualmente se produce una «dictadura del profesorado», puesto que son los maestros quienes deciden todo el proceso educativo. «Se aprende con la participación», señaló Zabala, quien se mostró partidario de que en la clase se organicen grupos de estudiantes por grados de competencia, en los que «quienes más saben ayuden a los demás». De este modo se generan «dinámicas colaborativas» que estimulan el objetivo de alcanzar la competencia.

Para explicar todo el proceso que debe seguir la enseñanza para que sea eficaz Zabala recurrió a la comparación con la elaboración de una tortilla francesa. Explicó que, aparte de conocer qué es una tortilla, los ingredientes necesarios y la forma de elaborarla, se han de tener en cuenta otras cuestiones como la variedad de gustos que pueden tener las personas que la vayan a comer -si les gusta con poca o mucha sal, con dos o tres huevos, etcétera-. Para hacer frente a esa diversidad es preciso ser competente, es decir, contar con una preparación que garantice un conjunto de conocimientos y, también, una actitud adecuada para poder ofrecer una respuesta eficaz a cada uno de los restos que se planteen en la vida.

«La utopía es el camino»

Antoni Zabala admitió que alcanzar el objetivo de una educación de tales características puede sonar utópica, pero «la utopía es el camino que nos guía» y es también lo que, aseguró, permite ir alcanzando resultados cada vez mejores.

El director del instituto Graó, una de las personalidades más respetadas de España en el campo de la educación y que ha asesorado al Gobierno en varios proyectos legislativos, acaparó la atención de los asistentes, con los que entabló un continuo y animado diálogo sobre el tema de su conferencia.