Muchos aún no se han enterado de que es ilegal alquilar a turistas cualquier agujero. Lo peor es que muchos no quieren enterarse, empezando por las plataformas de internet como Airbnb. Esta web anuncia un barco en Formentera por 90 euros la noche, y una furgoneta algo más barata, por 69 euros. Empieza la temporada y se abre la veda del alquiler de cualquier cuchitril, por cochambroso que sea, para veraneantes que se arriesgan a llegar a la isla y ser víctimas de una estafa más. Al mismo tiempo, proliferan las autocaravanas en solares, aparcamientos y bosques de las islas. El sábado pasado había once en el descampado de ses Variades, pero han llegado a una veintena. Hay personas con empleo que se ven obligadas a vivir en estos vehículos porque no encuentran otro lugar. Lo de cada verano, lamentablemente.

La prohibición del arrendamiento turístico en edificios plurifamiliares no está teniendo efectos todavía sobre el mercado de la vivienda de alquiler, que debería aumentar en la misma medida en que se reduce la oferta ilegal. Pero para eso es necesario que la labor inspectora y sancionadora del Govern y los consells sea eficaz y permanente. No basta con aprobar una ley y esperar a que los codiciosos la cumplan. Hay que obligarles a cumplirla.