Pese a esta plaga de cargos políticos y cargos públicos -no confundir propiamente con los funcionarios por oposición- que arrastra una enorme suma en gastos improductivos, más de cinco millones de euros por año, las islas Pitiusas se han visto privilegiadas en los últimos cuatro o cinco años con una imponente avalancha de turistas. En resumen, 2015 ha sido la mejor temporada turística de los últimos 15.000 años. Déjenme el plácido regocijo de expresarlo así, pero para que se entienda más gráficamente la demencial dinámica política de la islas. Teniendo el mejor lustro en ocupación turística de toda nuestra miserable historia, van los votantes y dan entrada a este conglomerado caótico que nos volverá a llevar a la ruina antes de dos años.

De hecho, las elecciones las ganó el PP, pero no con la mayoría absoluta, de forma que se conjuraron los perdedores (una apiñadura infumable que se irá devorando entre sus propios miembros, como ya ocurre en el Gobierno balear a los tres meses de haberse formado). Tenemos experiencia en los pactos de progreso. Este ya es el tercero, lo cual demuestra que el pueblo balear en su conjunto no salió lo suficiente escarmentado de los dos primeros. Los dos primeros fueron un caos y una ruina. Claro que los nacionalistas-ecologistas-socialistas-podemitas del Gobierno balear son maestros en el arte de la agitación y la propaganda. Tanto es así que la siguen practicando incluso estando ya en el gobierno: como buenos totalitarios quieren ser oposición y gobierno y el monaguillo de la misa si les dejan. Para ejercitarla suelen agarrar un leit motiv, tras el cual se abanderan y se emplean a fondo. Una marea, un concepto, en general mixtificado o falseado.

Llegados aquí, ya habrán comprendido que el Pacte III se ha parapetado detrás de un concepto inofensivo, pero que según ellos, ejerce de cristalizador de sus fuerzas: la ecotasa. Y es verdad: por el diario han desfilado los mandarines, los exdiputados, los abajofirmantes, cantautores y todo aquel que pueda sentir resucitados sus días gloriosos de los años 70 y quizás 80. La ecotasa es el polarizador del ejército del Pacte III. Una simple tasa, una ecotasa les ha bastado para enfilar a quienes consideran las fuerzas conservadoras y del averno derechista.

Pobres ingenuos. A otros se la harán tragar, pero yo no trago más las burdas manipulaciones que acaban por repercutir en la salud y en la economía de la sociedad balear. Simplemente, gestionando bien, inspeccionando, recortando gasto político improductivo, cobrando las sanciones y trabajando por Baleares y no para unos grupos particulares, se ingresaría mucho más. Esto sin recurrir a la curva de Laffer, una de cuyas derivaciones es que a impuestos más bajos suele aumentar la recaudación. Lo que acabo de decir lo saben perfectamente los economistas (o lo que sean) del Pacte, pero necesitan banderías para tratar ¡esta vez sí! de perpetuarse en el poder. Por esto, apenas han empezado y ya están fracasando, por tercera vez.