El fenicio, estiradote bajo la higuera que da una dulce sombra salutífera, lee la prensa y deduce algunas previsiones para las próximas semanas, meses o incluso para este invierno. Por ejemplo, Artur Mas no encuentra quien se apunte para la próxima Diada del 11 de septiembre. La del año pasado le sirvió como detonante para sus desvaríos independentistas. Hogaño no se apunta ni su familia, muy al contrario, las deserciones individuales van acompañadas de otras más sonoras, cual las empresas internacionales que salen por piernas o como mínimo congelan cualquier plan de inversión o de reinversión. Las últimas, lo leo hoy, son la norteamericana NTT Communications y las dos japonesas P&P y One Distribution.

Los políticos españoles -y los catalanes son de los peores, con diferencia- son una plaga dañina que, de no ponerles coto, acabarán con cualquier señal de vida y de economía. Esta situación se ha agravado por la confesión de Jordi Pujol. En resumen, pintan bastos para Cataluña, es decir, para una región neurálgica de toda España. Se ha tardado demasiado en reaccionar frente a la locura independentista y ahora lo pagaremos caro. Todos.

Hoy mismo Rusia sigue mandando soldados a Ucrania. De 12.000 pasó a 45.000 y está llegando un convoy de ayuda humanitaria, que no se considera más que un caballo de Troya atiborrado de armamento. Nada de todo esto ayudará a disfrutar de los frutos de la inversión promocional para captar turismo ruso en Baleares. Así que las pasarelas del puerto de Ibiza pueden esperar turistas, pero sentados en la sombra.

Sigo: mientras perdíamos turistas rusos, ya teníamos perdidos a los españoles, en el fondo del pozo de la crisis. Y España sigue en el pozo, por muchos villancicos que nos cante Rajoy. También Alemania sufre, al igual que Francia. En el segundo trimestre, la economía germana se contrae un 0,2% y la francesa se mantiene estancada.

Acabo de dar cuatro variables pesimistas para Ibiza. Lo único que nos salva es que somos pequeños y especializados en narcoturismo.

Siempre podremos reunir en los tres meses del verano a los jovenzuelos empastillados para llenar discotecas y a unos cientos de miles de clientes para el ´Todo Incluido´. Dos tipos de turismo poco envidiables a la hora de repartir sus menguadas riquezas.

Todo patas arriba, el bono alemán ya paga intereses en negativo, es decir, hay que pagar dinero para que Merkel guarde tu dinero. Esto es bueno si lo analizamos con humor: gastarse el dinero es rentable. Venid a Ibiza, no atesoréis dinero en los bancos. Pero el humor no resuelve la crisis, ninguna crisis está resuelta.

Los récords pitiusos de esta temporada son el preludio de un retroceso que puede llegar a ser considerable. No podemos abandonarnos. Hay que reinvertir y no en el Caribe, sino aquí y ahora.