La colocación de la primera piedra del nuevo instituto de Santa Eulària esta semana -con años de retraso- fue una animada reunión social, con decenas de cargos públicos, en la que la consellera balear de Educación, Joana Maria Camps, volvió a hacer gala del buen humor con el que se toma el desconocimiento absoluto de la materia sobre la que gobierna. Dijo Camps que la conselleria no se ha sentado a dialogar con la comunidad educativa para resolver los conflictos de este curso porque es incapaz de localizar a un interlocutor válido. En realidad una camiseta verde la puede llevar cualquiera y quizá los profesores deberían presentarse a la negociación con toga, birrete y una escuadra y cartabón bajo el brazo para ser reconocidos como tales. No es el caso. Lo que pretendía la consellera era hacer un chiste, era su forma de ironizar sobre las múltiples cabezas de la hidra docente, con sindicatos, asambleas y colectivos varios, entre las que no encuentra una representativa. Hasta el momento, el único interlocutor válido que han encontrado Camps y Bauzá han sido los centros concertados, con los que han pactado flexibilizar la aplicación del TIL, después de despreciar a los profesores, los padres y los alumnos de la educación pública balear, que habían reclamado lo mismo sin resultado. Hablando de algo tan serio como la Educación, la consellera debería dejar de hacer chistes y trabajar para llegar a acuerdos. #EivissaDiuNo