El primer ministro yemení, Jaled Bahah, presentó hoy su dimisión al jefe de Estado, Abdo Rabu Mansur Hadi, y describió la crisis que vive el país estos días como un "laberinto político" que le impide gobernar con "eficacia".

La renuncia al cargo de Bahah, que fue nombrado el pasado 13 de octubre, significa la dimisión en bloque de todos los miembros del gabinete yemení, según un comunicado difundido por el portavoz del Ejecutivo, Rayeh Badi."La renuncia del Gobierno es irreversible", recalcó.

El mensaje subrayó que el gabinete "se niega" a ser arrastrado hacia "un laberinto político en el que no rige ninguna ley ni reglamento". Resaltó que los ministros yemeníes trataron "en lo posible" de servir a los intereses del pueblo y el país con la mayor "eficiencia, responsabilidad y conciencia", pero se dieron cuenta de que "en esta situación es inviable".

Bahah aseguró que, con la dimisión presentada al jefe de Estado y al pueblo yemeníes, quieren dejar claro que no desean "ser parte de lo que está ocurriendo ni de lo que sucederá más adelante" en el Yemen.

Los hutíes y el presidente del país llegaron ayer a un acuerdo de alto el fuego con el que pretenden poner fin a una crisis que arrastraba al país hacia un eventual conflicto armado. Al menos 18 personas murieron y otras 96 resultaron heridas en los enfrentamientos que se registraron esta semana entre combatientes rebeldes y fuerzas gubernamentales en Saná.

Los combatientes chiíes se han hecho con el control en los últimos meses de siete provincias del Yemen, incluida su capital, donde se recrudeció la tensión esta semana con el ataque a las sedes presidenciales.