El descenso en el número de palmeras afectadas por la plaga del picudo rojo que se han tenido que arrancar obedece a «una suma de factores». «Lo más seguro es que ha bajado porque cada vez hay menos palmeras y no se traen tantas de fuera ni se siembran por la epidemia», explica el director insular de Medio Rural y Marino, Vicent Tur. Hasta septiembre de este año se han eliminado 342 palmeras, cuando en todo 2016 se destruyeron 650 (954, en 2015; 1.595, en 2014 y 1.436, en 2013).

«También puede influir el hecho de que el Consell ha bajado la presión sobre la vigilancia», agrega Tur, que, en este sentido, explica que los ciudadanos ya tienen, tras las campañas de información que ha llevado a cabo la institución, «un conocimiento general» de cómo actuar ante esta plaga para evitar que afecte a sus palmeras. «Cuando se detectó la plaga se dedicaron muchos esfuerzos y recursos, pero ahora hay empresas acreditadas para actuar en estos casos», indica. Ahora, los esfuerzos están centrados en combatir la Xylella fastidiosa.

Otra de las causas que pueden explicar, en parte, la bajada de la destrucción de palmeras es que hay gente que para «no pagar a una de las empresas acreditadas», decide actuar por su cuenta, algo que va en contra de la normativa y que puede ser penalizado, en el caso de que lo descubra un inspector de la institución. Estas empresas informan al Consell de cada una de sus actuaciones, que se suman a la estadística.

Desde que se detectó la plaga en Ibiza, en 2007, se han arrancado 6.091 palmeras y se han saneado un total de 1.732, según los datos de la institución insular.