Por lo que se refiere a las desalinizadoras de agua de mar, la capacidad conjunta de todas ellas, incluyendo la de Santa Eulària -que aún no funciona- era en 2010 de 11,2 millones de metros cúbicos, según el estudio de los expertos recientemente presentado. Sin embargo, la producción real de agua desalada está muy por debajo de esa capacidad. En 2010 la producción fue de 5,5 millones de metros cúbicos, lo que supone un 49% de lo que podrían generar estas plantas.

Tónica general

Esta tónica, en realidad, ha sido la habitual desde que se inauguró la primera desaladora, la de Ibiza, a principios de los años 90. En 1996 solo se aprovechó el 69% de la capacidad de las desaladoras, y en el año 2002, por ejemplo, ese porcentaje fue de solo el 61%. En realidad, nunca ha pasado del 76%, cifra que corresponde a 2007.

Los autores del informe proponen que estas plantas funcionen a pleno rendimiento durante todo el año, y no solo en verano, al objeto de almacenar el agua excedente en depósitos para luego inyectarla en los acuíferos subterráneos y así ayudar a su regeneración. Además, según explicaron Bernadí Gelaber y Antonio Rodríguez, el funcionamiento ininterrumpido abarataría los costes por litro de cada planta.

En cualquier caso, Rodríguez consideró «una barbaridad» que en una isla tan pequeña como Ibiza existan tres plantas desaladoras de agua de mar.

Por otra parte, el estudio aconseja priorizar la parte sur de la isla a la hora de tender tuberías para abastecer de agua desalada a la población, en vez de enviarlas hacia el norte. La razón de ello es que la parte meridional es la que tiene un estado de salinización más acusado en sus acuíferos subterráneos.