La consellera de Turismo y Territorio de Formentera, Alejandra Ferrer, asegura que a día de hoy la planta hotelera en esa isla se ha convertido «en una oferta residual». Ello se debe al peso de las viviendas y apartamentos turísticos, pero sobre todo a la oferta ilegal. «El número de plazas que no está dentro de la bolsa legal supera el 60%», aseveró Ferrer.

La consellera admitió que el intrusismo ha crecido «por la permisividad de la administración» en los últimos 20 años. Así las cosas, se preguntó cómo regular «esta problemática» sin crear «un gran caos económico» a los isleños que hoy basan su modo de vida en la explotación de esta oferta ilegal.

Otra problemática, derivada de la pujanza de la especulación y agravada por la triple insularidad de la isla, es la carestía de la vivienda para los residentes: «En Mallorca, a lo mejor el alquiler está caro para vivir en el centro de Palma, pero en la periferia hay pisos asequibles. En Formentera no hay periferia», y quien no encuentra piso debe irse. Tanto es así que Ferrer dijo que a día de hoy el 20% de la plantilla del Consell vive en Ibiza.

Para la consellera, la estacionalidad hace que aumente la presión sobre el territorio, por eso considera imprescindible «poner un techo», que limitará «de forma automática» el flujo de personas en la isla. Propuso «zonificar» los usos permitidos en el suelo, fijar «estancias máximas y mínimas» para que un contrato de alquiler pueda ampararse en la LAU. También rechazar el registro de estancias turísticas que hayan cambiado de manos en la década previa, para atajar la especulación.