La mejor playa de España y de Europa y la sexta en el top mundial, ses Illetes de Formentera, está colapsada. Ayer a las 12 horas, más de un centenar de motos y una veintena de coches esperaban bajo un sol de justicia para aparcar en las zonas habilitadas del Parque Natural de ses Salines. Mientras tanto, los peatones y los ciclistas pasaban tranquilamente por el carril que también usan los residentes y vehículos profesionales, cuyo acceso es gratuito.

Ante esta situación, los trabajadores de Ibifor encargados de controlar los estacionamientos de la zona, cargados de paciencia, empezaron a poner barreras para canalizar y evitar el paso de más vehículos, motos y coches, ya que a esa hora los más madrugadores ya habían llenado todas las plazas disponibles.

El camino de acceso a ses Illetes parte de una curva situada al norte de s´Estany Pudent, y a los pocos metros tres operarios de Ibifor dan instrucciones e impiden el paso a los vehículos. Uno de ellos explicaba ayer que la mayoría de la gente entiende que no hay más sitio pero que otros ponen excusas peregrinas. «Una señora me ha dicho que tenía que pasar, sí o sí, para ir a buscar a sus hijos que estaban solos en la playa».

Otro pretexto habitual es alegar que se ha reservado en algún establecimiento de la zona para poder entrar y evitar las colas.

Pero el criterio que se aplica es igual para todos; es decir, que entran los coches y motos que salen. Por eso la actividad en el puesto de control de acceso es incesante entre las 10 horas y las 18 horas, aunque las horas puntas se concentran entre las 11.30 horas y las 12.30 horas. En este punto, que cuenta con la presencia de un agente de seguridad, los trabajadores de Ibifor cobran la correspondiente tarifa por estacionar. El sistema de control de ocupación de las zonas de aparcamiento fue acordado hace años entre el Consell y la empresa concesionaria del servicio y el principal argumento fue la seguridad de las personas, para garantizar el paso por los estrechos caminos de la zona protegida a los vehículos de emergencias.

Este enclave soporta la presión humana por tierra pero también por mar ya que la línea del horizonte se dibuja con el perfil de los yates privados más grandes y suntuosos del planeta. Esta franja de mar Mediterráneo se ha convertido en pocos años en la referencia del turismo de lujo con la presencia de famosos que se dejan ver a bordo de sus yates. Todo un escaparate.