El gran campo de batalla del Govern que preside la socialista Francina Armengol es el de la financiación autonómica, sin cuya mejora puede haber serias dificultades para cubrir presupuestariamente todos los compromisos firmados entre PSOE, Podemos y Més en los acuerdos de gobernabilidad, y es precisamente ahí donde se encienden las alarmas del Ejecutivo del Pacto ante la previsible continuidad del PP en el Gobierno central. El vicepresidente, Biel Barceló (Més), admitía ayer con claridad esta preocupación, mientras desde el entorno de Armengol se confiaba en que, al menos, el hipotético nuevo Ejecutivo del PP cumpla con los compromisos del ministro en funciones Montoro con el Govern previos a las elecciones.

La cuestión no es menor. Las cuentas de la consellera de Hacienda, Catalina Cladera, dependen en gran parte de esa mejora de la financiación, sin la cual el Govern del Pacto deberá hilar muy fino para sacar adelante los acuerdos de gobernabilidad. La posibilidad de nuevos recortes, como pidió Bruselas a Mariano Rajoy, aumenta el temor.

Cuentas «muy importantes»

«Que el Gobierno central que se conforme sea de un signo u otro y que ayude o no al Govern, puede tener efectos muy importantes porque los Presupuestos de 2017 son muy importantes y estamos pendientes de que el Estado nos diga qué líneas son», admitió ayer por la mañana Barceló.

Horas después, el vicepresidente se expresó aún más nítidamente y resaltó la «preocupación por un Gobierno central no amigo de Balears, sino todo lo contrario» para la consecución de una financiación más justa para las islas, «con la que Balears se juega mucho en cuestiones de educación, salud o servicios sociales», un nuevo REB que reconozca la insularidad o «inversiones medioambientales, ferroviarias o de innovación que en los últimos cuatro años han quedado paralizadas con el Gobierno de Rajoy».

Poca confianza en el PP balear

Si bien es cierto que desde el PP balear también se defiende que la financiación debe mejorar, así como la necesidad del REB, en el Govern del Pacto no se confía mucho en que los populares de las islas pongan toda la carne en el asador para exigirlo a un Gobierno estatal del PP ni que, de hacerlo, sean escuchados.

Barceló apostó ayer por «explorar» cualquier «posibilidad» de que se forme un Gobierno progresista con el fin de que «no haya un Gobierno de derechas», pero consciente de que «hay que ser realistas, el PP es el más votado» y el escenario tras las elecciones del domingo es «más cercano a un Gobierno de derechas».

«Desde el Govern seremos muy beligerantes a la hora de exigir lo que nos corresponde», afirmó el vicepresidente, quien mostró su esperanza en que, a pesar de las malas expectativas, «el Gobierno que se forme tenga en cuenta a los ciudadanos de Balears y no nos dé la espalda».

Distintos dirigentes de la coalición Units Podem Més, entre ellos el líder balear de Podemos, Alberto Jarabo, se expresaron en el mismo sentido, coincidiendo en que será «mucho más complicado» que desde Madrid se atienda a los intereses de Balears en cuestiones como financiación, REB o movilidad.

Desde el entorno de Armengol también se dejó claro que el Govern mantendrá la presión reivindicativa ante el Gobierno central en todo lo que se refiere a la financiación de las islas. La parte positiva para los socialistas es que los resultados electorales en Balears, y en concreto los de la coalición Units Podem Més, permiten prever «cierta estabilidad» en el Ejecutivo del Pacto.

Las exigencias al Govern

Las dudas sobre esa estabilidad procedían de las advertencias de Podemos respecto a que intensificarían sus exigencias al Govern según lo que decidiera el PSOE nacional a la hora de negociar pactos.

Sin embargo, esas advertencias se efectuaron bajo el convencimiento, avalado por las fallidas encuestas, de que en Balears la coalición Units Podem Més podría dar el sorpasso al PP y que en el conjunto estatal superaría con rotundidad al PSOE, acercándose a los populares. La realidad ha sido muy diferente y permite a Armengol un respiro.

Armengol apostó tras el 20 de diciembre por un pacto a la balear para el Gobierno central, aunque sus tesis no triunfaron en la cúpula estatal del partido. Ahora, la estrategia que se plantean los más próximos a Armengol es la de marcar cada vez más las diferencias del partido en Balears con el PSOE nacional.