Una tangana entre los jugadores del Menorca y el Portmany, de la Liga Nacional Juvenil, obligó a intervenir este domingo a la Policía Nacional para evitar consecuencias más graves. El encuentro acabó con victoria del conjunto de Sant Antoni por 2-3, aunque Rafael Ríos, entrenador de los ibicencos, asegura que el triunfo es amargo y que hubiesen deseado que los incidentes «no se hubieran producido».

La bronca se desencadenó en el tiempo añadido del partido disputado este domingo en Maó. El balón salió fuera de banda junto al banquillo del Portmany. Uno de los jugadores locales quiso sacar con rapidez y hubo un forcejeo por el esférico con uno de los jugadores ibicencos. «Varios futbolistas se sumaron a la tangana y hubo dos o tres manotazos, pero nada más. El problema vino cuando algún impresentable del público empezó a increpar a nuestros jugadores y se vivieron momentos de tensión», asegura Ríos.

El colegiado del encuentro expulsó a los dos futbolistas que provocaron los incidentes y que siguieron con la disputa en el túnel de vestuarios. Poco después se personaron en el campo varios efectivos de la Policía Nacional, que calmaron los ánimos y escoltaron al equipo ibicenco hasta el autobús.

«Quizá fue algo desmedido, porque, cuando acabó el partido y estábamos en el vestuario, apenas había 15 o 20 personas en las inmediaciones y nadie estaba increpando. Sin embargo, fue una acción preventiva y lo hicieron para evitar nuevos incidentes, aunque parece que sucedió más de lo que realmente fue», añade el entrenador del Portmany juvenil.

«Espero que situaciones así sirvan de lección para los chicos y que vean hasta dónde pueden llegar», señala Ríos, que indica que el público menorquín tuvo un buen comportamiento: «Si había 200 personas en el campo, todo el lío lo montaron entre dos o tres».