Felipe VI dedicó buena parte de su mensaje de Navidad a reflexionar sobre el enrarecido clima político en España y pidió “serenidad” a los dirigentes para poder atender a las verdaderas demandas de la sociedad. En un discurso de calado y sin esquivar la intensa polarización de la vida pública, el jefe del Estado denunció la "en ocasiones atronadora" contienda política y dijo que la considera un desafío al mismo nivel que las dificultades para acceder a una vivienda, la gestión de la inmigración y la inestabilidad internacional.
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