Nunca fue una relación sencilla, y tras innumerables desencuentros se ha acabado. Se rompe el Govern y algo que probablemente tenga aún más trascendencia para la política catalana: el bloque independentista deja de existir tal y como lo conocíamos y ambos partidos preparan ya un futuro por separado. El camino que recorrerá Esquerra a partir de ahora es el de un Gobierno en solitario que tendrá que apoyarse en socialistas y comunes ante la dura oposición que ejercerán sus exsocios. Creen los Comunes que se abre la oportunidad para una mayoría progresista y apuesta el presidente del Gobierno por priorizar la estabilidad. Al presidente le llega una advertencia de Feijóo y dice que no es lo que quieren los electores del PSC.