Varios gendarmes marroquís se turnan en la morgue de Nador en la custodia de parte de los cadáveres que sacaron de la ratonera en que se convirtió el viernes el puesto fronterizo del Barrio Chino, supuestamente tratando de que ningún ojo ajeno los cuente. La cifra real de muertos en el embudo que se formó en el torno del edificio de control sigue siendo una cuestión en discusión entre el Gobierno marroquí (da 23) y organizaciones de derechos humanos que suben a más de 30.
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Tragedia en la valla fronteriza