Además de la ceniza y otros materiales sólidos, la erupción volcánica de La Palma expulsa entre 8.000 y 10.500 toneladas de dióxido de azufre al día. Sin embargo, los expertos no consideran que la situación sea tan preocupante ya que los vientos alisios que soplan en la zona desvían los gases hacia el Océano Atlántico, una situación que, según las predicciones, se mantendrá durante los próximos días. Sin embargo, cuando el magma llegue al mar, la situación pasará a ser más severa, ya que producirá una explosión de vapor de agua que generará una densa nube de ácido fluorhídrico y ácido clorhídrico, que, en grandes cantidades, son corrosivos para las personas.