No, no puede ser. ¿Es broma? ¿Por ahí? Me toman el pelo. Pero si es imposible. Pero sí, no sólo será por ahí, es que además hay pocas alternativas y será posible, sí o sí. Hace escasos minutos, en la travesía entre el embarque en el muelle de Cala d’Hort y es Vedranell, el patrón de la lancha de las Reservas Naturales, Abel O’Fferrall (a pesar del apellido es gaditano, algo que se nota con sólo escucharle), lo ha advertido: «Es Vedranell no es fácil». Y tanto. Pero desembarcar por allí parece descabellado. Es complicado hacerlo en es Vaixell y, en ocasiones, en s’Espartar o es Vedrà. Pero esto parece sólo apto para Spiderman. La lancha se ha adentrado en s’Olleta, una recoleta bahía de aguas profundas y turquesas rodeada por unos muros de piedra aparentemente infranqueables. Se antoja que por aquellas paredes, de las que en una zona hasta cuelgan estalactitas, sólo puedan trepar Alex Honnold o Tommy Caldwell. Pero O’Fferrall, que aprendió el oficio embarcado en el buque escuela ‘Juan Sebastián Elcano’, lo tiene claro: subiremos por ahí, por es Desembarcador de sa Cova de s’Aigo. Hay otros dos emplazamientos para saltar en esa bahía. Los tiene marcados con rotulador verde en un mapa: uno está cerca de sa Punta de s’Olleta; el otro, en es Racó de s’Olleta. Pero el botánico Joan Rita, profesor de la Universitat de les Illes Balears (UIB), la doctora en Botánica Joana Cursach y el también doctor en esa materia Miquel Capó quieren visitar primero sa Punta de sa Gorra, la zona más meridional y oriental, que es casi como otra isla, pues está separada por un profundo barranco de la espina dorsal de es Vedranell. De hecho, la orografía es tan abrupta en esa parte que para pasar de un lado a otro hay que embarcar de nuevo y desembarcar en otro punto. No, es Vedranell no es nada fácil. Y aunque está separada de es Vedrà por un canal de sólo 300 metros, «es otro mundo», apunta Rita.