La lluvia caída durante casi todos los días del último mes emerge ahora con brío tanto en los ullals de sa Talaia de Sant Josep como en es Broll de Buscastell, parajes por donde, tras la sequía, el agua vuelve a deslizarse por sus canalizaciones, torrentes, pozas y riachuelos efímeros. En el Racó des Ullals, en la falda de sa Talaia de Sant Josep que da al noroeste, mana desde hace un mes, fruto de la concatenación de borrascas que se ha prolongado cuatro semanas y que empezó el 22 de octubre con un chaparrón antológico, fenómeno meteorológico que se repitió el pasado lunes por la noche. Paco Marí, que vive en Can Vicent Jeroni, explica que los ullals sólo «revientan» en épocas de abundantes registros pluviométricos, como el actual. Puede pasar una década sin que emerja de ellos ni una gota, señala, pero cuando arrecia la tormenta desde el noreste, desde gregal, y descarga más de 50 litros por metros cuadrado, brotan con intensidad, indica. Como estos días.