Ante las dificultades para viajar en estas fechas y para celebrar el fin de año en un restaurante, los ibicencos han decidido echar el resto para que la última cena de 2020 sea inolvidable, una suerte de peineta a la pandemia. Los comerciantes del Mercat Nou han notado un «inesperado ambiente de compra». Sus clientes gastan en los puestos lo que ahorran en sus vacaciones o en los cotillones.