Edimburgo ha sabido despedir a su reina con todos los honores y ha sido su hija, la princesa Ana, la encargada de acompañar a su madre en su último viaje por sus amadas Tierras Altas de Escocia. Junto a ella, también miles de escoceses desplegados por las estrechas calles de Edimburgo y por los arcenes de la carretera que unen la ciudad con su aeropuerto. Un impresionante cortejo humano que la escoltó a lo largo de más de 12 kilómetros. Allí la esperaban más honores y este avión de la Real Fuerza Aérea que traslada los restos de Isabel Segunda de regreso a Londres. Tras algo más de una hora de vuelo, el Gobierno en pleno la recibe a pie de pista en el aeropuerto de Northolt, con la nueva primera ministra Liz Trust al frente. Comenzaba allí el camino hacia el Palacio de Buckingham, su residencia oficial desde hace 70 años. Durante el trayecto, ya de noche, los londinenses también han querido arroparla. Y en Palacio, la esperan todos sus hijos y todos sus nietos. Unidos para velar a su madre y abuela en su última noche en casa.