Delante del televisor, con el corazón en un puño, la familia de Floyd celebraba cada "culpable" como la mayor de las victorias. "Hoy podemos volver a respirar", decía Philonise Floyd, uno de los hermanos del fallecido. "Lo echaré de menos, pero ahora forma parte de la historia", añadía Terrence, otro de los hermanos. Emocionada también se mostraba su novia Courtney Ross, convencida de que ni George creería lo que acababa de pasar. Se trata de un caso histórico en EEUU. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, catalogaba lo ocurrido como "asesinato a plena luz del día". Contundente, el demócrata hablaba de racismo sistémico: "es una mancha en el alma de nuestra nación. Una rodilla de la justicia en el cuello de los afroamericanos". Hace casi un año, en el funeral de Floyd, su hija Gianna le dijo al presidente "mi papá cambió el mundo". Ahora, tras el veredicto del jurado, Biden ha querido llamarla para confirmárselo: "Sí, tu papá ha cambiado el mundo". También se ha pronunciado el expresidente Obama en Twitter. En su cuenta oficial escribía: "la verdadera justicia requiere mucho más". En la calle la reacción ha sido de alegría desmedida. Lágrimas de felicidad y la sensación de que se ha hecho justicia.