Los nutricionistas insisten en que, a la hora de perder peso, nos fijamos excesivamente en lo que comemos y muy poco en lo que hacemos después de comer. Tan importante es lo que ingieras como lo que haces después de comer o cenar (en este enlace te contamos, por ejemplo, cuál es el alimento que tienes que eliminar para perder un kilo a la semana). La explicación a esta paradoja es bastante sencilla. Los expertos en nutrición llevan tiempo llamando a sus clientes a huir de los viejos axiomas de que sólo se adelgaza pasando hambre o matándose a hacer deporte. Tampoco quieren que se crea que hay dietas milagro que te van a ayudar a conseguir en apenas unos días lo que no lograrías con años de esfuerzo. Todo es mucho más sencillo.

Adelgazar sólo se consigue (o al menos sólo de forma segura) si a lo largo de la jornada gastas más calorías de las que ingieres. Este viejo axioma está cada vez más en boca de los profesionales. Y es que no hay otra manera. Tienes moverte para gastar más calorías de las que te metes en el cuerpo con la comida, la cena o el desayuno. Pero especialmente importante es lo que comes a última hora del día.

La escena se repite jornada tras jornada. Al acabar de trabajar tomas una cerveza y después una copiosa cena porque has acabado el día y te lo mereces. Pero cuidado, la cena es una comida tan importante como las demás. Si comes demasiado vas a tener dos tipos de problemas: vas a engordar (eso es evidente) y vas a dormir peor. Pero hay una solución. Se trata de un turco que los expertos italianos llevan años recomendando: dar un pequeño paseo de unos 15 minutos después de cenar. Así conseguirás varias cosas.

En primer lugar te moverás y evitarás que las calorías que acabas de ingerir sean absorbidas como grasa por el cuerpo. Además contribuirás a los 15.000 pasos al día que tienes que dar ya no por adelgazar sino por estar saludable tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud en todos sus informes en los que alerta del aumento de la obesidad y las enfermedades relacionadas. Pero es que aún hay más: si después de cenar das un pequeño paseo contribuirás a mejorar la digestión con el cuerpo moviéndose y aprovecharás el momento en el que el cuerpo es más receptivo a quemar calorías.

Este consejo será más efectivo, evidentemente, si lo combinas con otros. Puedes, por ejemplo, renunciar a cenar con alcohol y pasarte al agua o a los refrescos con "light". En el postre nada de tartas poco saludables. Mejor una pieza de fruta. Huye cuanto más lejos mejor de esos supuestos sabios que dicen que la fruta por la noche engorda. Y, sobre todo, elige una dieta que te haga estar más saludable y que puedas mantener en el tiempo. Lo contrario sería sólo poner parches. Además recuerda que debes beber dos litros de agua al día y comer, al menos, cinco piezas de fruta y verdura. Seguro que con todos estos consejos logras cambiar tu vida y, de paso, perder peso.