El haber padecido un ictus aumenta tres veces el riesgo de fallecer por coronavirus, pero, además, los pacientes infectados tienen este tipo de accidentes cerebrovasculares más graves.

Son datos que ofrece la Sociedad Española de Neurología (SEN) en la víspera del Día Mundial del Ictus, una patología que padecerá uno de cada cuatro mayores de 25 años en el mundo a lo largo de su vida y es la segunda causa de muerte en la población española y la primera de discapacidad adquirida.

En concreto, en España, alrededor de 110.000 personas sufren un ictus cada año, de los que fallecerán al menos un 15%, mientras que entre los supervivientes, en torno a un 30% se quedará en situación "de dependencia funcional".

La SEN recuerda que ictus es "cualquier episodio en el que se interrumpe el riego sanguíneo que llega al cerebro" y la causa más frecuente "suele ser un coágulo en alguno de lo vasos que le suministran sangre".

Los pacientes COVID según esta sociedad médica tienen ictus más graves que las que no padecen la infección y el riesgo de muerte o dependencia en aquellas personas con ictus y con el virus es hasta cuatro veces mayor.

Pero además, haber padecido un ictus aumenta tres veces el riesgo de fallecer por coronavirus, según la SEN, que indica que en marzo, se activó el Código Ictus un 28% menos que en el mismo periodo del año anterior. Esta reducción en algunos hospitales no ha sido tan significativa pero en otros ha disminuido en más del 50%.

Este código fue diseñado con fin de identificar, notificar y trasladar lo antes posible a los pacientes a los servicios de urgencias.

El ictus no afecta solo a personas mayores ya que el 27% de los que se han atendido en los hospitales españoles corresponde a personas de menos de 65 años y un 8% a pacientes con menos de 50 años.

Además, de la edad, otros factores de riesgo son el consumo de tabaco, de alcohol, la inactividad física, la dieta poco saludable, el estrés, la hipertensión, la fibrilación auricular, el colesterol, la diabetes o la obesidad, entre otros, que si se tratan de forma adecuada ayudaría a reducir entre un 80% y un 90% el número de nuevos casos.