Los cigarrillos electrónicos se están extendiendo entre los jóvenes a una velocidad de vértigo. Así se refleja en la última edición de la encuesta sobre el uso de drogas en enseñanzas secundarias, del Ministerio de Sanidad, que avisa de que casi la mitad de los jóvenes de entre 14 y 18 años (el 48,4%) ha probado alguna vez los nuevos dispositivos asociados al tabaco, cuando hace dos años habían vapeado alguna vez uno de cada cinco (el 20%). Esta encuesta destaca además que el consumo de cannabis a través del cigarrillo electrónico ha aumentado tres puntos en los últimos dos años.

Tras los resultados de esta encuesta, los especialistas advierten de que estos dispositivos no son inocuos y alertan de las consecuencias que pueden tener sobre la salud de los más jóvenes. "El gran problema de los cigarrillos electrónicos es que se desconoce su composición, pero sí se sabe que llevan productos que se descomponen en forma de gases que en algunos países ya han desencadenado casos de neumonía lipoidea", alerta Eusebi Chiner, jefe del servicio de Neumología del Hospital de Sant Joan. Uno de los primeros pacientes diagnosticados en el mundo de esta grave enfermedad asociada al cigarrillo electrónico es español. Un hombre de 50 años, que llevaba diez años fumando tabaco convencional y que, al dejarlo, utilizó cigarrillos electrónicos durante meses.

Muertes en EEUU

Chiner recuerda que en Estados Unidos, donde el uso de estos dispositivos lleva años ya de recorrido, "hay una epidemia de muertes atribuibles al vapeo". En este país se han registrado 450 casos de enfermedades graves, con cinco muertes en los últimos meses. Aunque en España el uso del cigarrillo electrónico es más reciente, profesionales como Chiner tienen claro que sus efectos son comparables a los del tabaco a corto plazo, con el riesgo de desencadenar enfermedades como la neumonía o la bronquiolitis "y también a largo plazo en relación al cáncer de pulmón".

Sobre esta última enfermedad, un reciente estudio liderado por la neumóloga del Hospital del Vinalopó, Ana Camarasa, sostiene que el uso de estos dispositivos deja en las vías respiratorias restos de "acetaldehídos, formaldehídos, acroleína, compuestos carbonílicos o incluso bencenos, reconocidos como carcinógenos humanos".

Los vapeadores funcionan al vaporizar un líquido, que puede contener o no nicotina. En este último caso es todavía más perjudicial, pues se añade el ya conocido compuesto perjudicial del tabaco, que provoca la adicción a este.

La investigación va aún más allá, y señala que "aunque la exposición tóxica con el cigarrillo electrónico es inferior a la del cigarrillo convencional, los efectos a largo plazo de su consumo activo o pasivo son inciertos y no pueden considerarse dispositivos seguros e inocuos". De esta forma alerta del peligro no solo para el usuario, sino para quien lo rodea, pues el contrario de lo que ocurre con el cigarrillo convencional, su uso no está restringido en espacios cerrados, lo que contribuye aún más a hacerlo más atractivo para sus usuarios, en sustitución del tabaco manufacturado.

Estudios como el del Hospital del Vinalopó demuestran que las alarmas ya están encendidas, pero muchos casos de efectos adversos de estos dispositivos "aún pasan desapercibidos porque se trata de un fenómeno relativamente nuevo en nuestro país", lamenta Eusebi Chiner. Con todo, los consumidores de cigarrillos electrónicos ya empiezan a tener un peso específico entre los pacientes del servicio de Neumología del Hospital de Sant Joan. "De los fumadores activos que ingresan en la planta de hospitalización, un 30% necesitan terapias sustitutivas de la nicotina y de ellos un 10% son usuarios de algún tipo de vapeadores o cigarrillos electrónicos".

Muchos productos

El hecho de este estos dispositivos estén teniendo tanto éxito entre los jóvenes preocupa especialmente a pediatras, como Luis Moral, médico del Hospital General de Alicante y especialista en Neumología y Alergología pediátrica. "Aparte de la nicotina, a estos dispositivos se les meten otros muchos productos, algunos de ellos comprados por internet, que después se inhalan y ese humo va a parar a una zona tan delicada como es el aparato respiratorio". Moral está convencido de que en pocos años "vamos a empezar a ver los efectos del cigarrillo electrónico en forma de enfermedades, como la neumonitis, una inflamación aguda del pulmón causada por la exposición a las sustancias del cigarrillo electrónico".

No sólo los neumólogos advierten de los efectos nocivos que sobre la salud tiene el uso de estos dispositivos. Los cardiólogos también se están sumando a las voces que están en su contra. La revista European Heart Journal, de la Sociedad Europea de Cardiología, ha publicado recientemente un estudio en el que se identifican los principales daños de estos cigarrillos electrónicos. Así, la publicación pone de manifiesto que vapear daña los pulmones, los vasos sanguíneos e incluso el cerebro. Así, los cardiólogos aseguran que países como España, en los que son legales, los deberían prohibir por sus importantes y nocivas consecuencias.

Aunque desde la Sociedad Española de Cardiología aún no ha habido un pronunciamiento específico sobre los vapeadores, cardiólogos como Vicente Bertomeu, advierten de que "cada vez hay más evidencias de que son perjudiciales para la salud". Bertomeu pone el acento en que estos dispositivos están especialmente diseñados para enganchar a los consumidores. "Incorporan sustancias aditivas para hacerlos más agradables, también sabores, no huelen tanto como el tabaco. Se ha generado un producto de marketing muy bueno".

Otro de los factores que ha permitido que los cigarrillos electrónicos tengan tanto éxito es que en un comienzo se comercializaban como dispositivos que ayudan a dejar el tabaco, pues hay dispositivos que contienen nicotina o que directamente lo que hacen es calentar el tabaco para su consumo, y así, poco a poco, dejar la adicción a la nicotina. Sin embargo, según se ha podido comprobar en el estudio desarrollado en el Hospital del Vinalopó, "no hay ninguna evidencia de que estos dispositivos sean útiles para el abandono del tabaco y la experiencia observada en algunos países muestra que los usuarios se convierte en fumadores duales, tanto del dispositivo electrónico como del cigarrillo convencional".Vacío legal sobre su uso en espacios públicos

La comunidad médica pide para los cigarrillos electrónicos la misma normativa que para los convencionales. A día de hoy, en España, solo está prohibido el uso de este tipo de dispositivos en edificios e instalaciones de la Administración, como colegios y centros sanitarios, y en el transporte público. La Sociedad de Neumología y el Comité Nacional contra el tabaquismo han emitido comunicados dirigidos a las autoridades sanitarias, pidiendo que se regule la publicidad y que se prohíba vapear en todos los espacios públicos.

La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, anunció el pasado mes de octubre que están trabajando en modificar la actual legislación del tabaco porque "están apareciendo nuevas realidades, sobre todo los nuevos dispositivos -cigarrillo electrónico, vapeadores..., que aconsejan que se actualice la ley".

Pese al aumento del número de jóvenes que usan el cigarrillo electrónico, el cannabis sigue siendo la droga ilegal más consumida entre los estudiantes de 14 a 18 años, mientras el consumo de cocaína ha alcanzado mínimos históricos. Así se recoge en la Encuesta sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 2018-2019 de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, que se realiza cada dos años.

La encuesta revela que las drogas preferidas por los adolescentes siguen siendo el alcohol (el 77,9 % lo ha probado alguna vez), aunque el consumo diario desciende en favor de las borracheras (el 24,3 % asegura haberse emborrachado en el último mes). Le siguen el tabaco (35 %), el cannabis (33 %) y los hipnosedantes sin receta (6,1 %).

El consumo de cocaína se desploma a mínimos históricos: menos del 1 % de los jóvenes reconoce haberla consumido en el último mes.

Durante la presentación de la encuesta, la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Azucena Martí, advirtió de que el mayor consumo de alcohol está asociado a una "alta frecuencia de salidas nocturnas, llegar más tarde a casa, hacer pellas o consumir otras drogas ilegales". El cannabis sigue siendo la droga ilegal más consumida por un mayor porcentaje de estudiantes. El consumo diario sigue elevado (2,3 %), en tanto que un 3,4 % de los estudiantes realiza un consumo "especialmente problemático". El consumo de esta sustancia a través de cigarrillo electrónico ha aumentado pasando del 1,8 % en 2016 al 5,4 % en el último año.