“A la moda hay que quitarle la pátina de seriedad y ponerle cercanía”, sentencia el diseñador gallego Roberto Verino (Verín, 1945), un clásico atemporal, con casi cuatro décadas de oficio a sus espaldas, pero sin ápice del divismo que rodea a otros compañeros de profesión. Convencido de que sus creaciones pertenecen a quien las viste y “les aporta personalidad”, hoy regresa a su ciudad fetiche, Madrid, para presentar su nueva colección, Nomadismo urbano, pensada para “responder a las necesidades de una vida en constante evolución”. Experto en romper moldes y aficionado a reinventarse, su puesta de largo se llevará a cabo en seis lugares diferentes de la capital, para recrear “esa sociedad que se mueve constantemente, pasando en cuestión de segundos de lo digital a lo físico, de dentro a fuera, de lo local a lo global”, y que, asegura, “ya no quiere ver colecciones, sino pequeñas cápsulas para momentos de uso”. Un inusual show con el que Verino dará el pistoletazo de salida a la programación oficial de la Semana de la Moda madrileña, donde el miércoles exhibirá también sus últimas propuestas el betanceiro Jorge Vázquez.

-¿Cómo afronta la cita de hoy?

-De manera optimista y positiva. Presentaremos una propuesta que cuenta cómo es Roberto Verino en la actualidad.

-¿Y cómo es?

-Una marca que mantiene su esencia de diseño sencillo y atemporal.

-Nomadismo urbano es el título de su nueva colección. ¿Qué tipo de prendas mostrará al público madrileño bajo esa etiqueta?

-Prendas icónicas que duran en nuestro armario toda una vida, que cuentan quiénes somos y nos representan.

-¿Emoción y sostenibilidad?

-Así es. Y la mejor forma de contribuir a esos armarios emocionales y sostenibles es con prendas que se quedan con nosotros para siempre. Pero lo hacemos con una mirada nueva al mundo, con una nueva forma de entender la moda hoy. Por eso presentaremos nuestra colección en seis lugares diferentes de Madrid, porque la vida se mueve, las prendas se visten en sitios distintos y combinadas de diversas maneras para todo tipo de público. Cada uno hace la prenda.

-¿Qué papel juega entonces el diseñador?

-La moda ya no es del diseñador, es de las personas que la visten. De hecho, siempre fue así, aunque hubo un tiempo en que el diseñador tomó un papel preponderante que ahora, afortunadamente, empieza a disminuir.

-Lleva más de treinta años exhibiendo sus nuevas creaciones en la capital, con algún paréntesis puntual. ¿Qué tiene Madrid que no tengan otras plazas?

-Cuando dejé París para montar Roberto Verino lo hice con el firme propósito de apoyar a mi tierra, a mi país, porque creía que en España había un talento enorme que necesitaba de proyectos que le diesen la oportunidad de mostrarlo. Hoy mi marca sigue en Galicia, luchando contra la España vaciada. Hoy Roberto Verino continúa apoyando la moda desde Madrid.

-Acostumbra a reservar sorpresas para el público en sus presentaciones. ¿En esta ocasión también?

-Siempre buscamos un guiño, algo que haga sonreír porque para nosotros la vida son los pequeños momentos y hay que quitarle a la moda esa pátina de seriedad y ponerle un poco de cercanía.

-¿Cuál es la clave para mantenerse al pie del cañón después de tantos años en el oficio?

-Trabajar e involucrarte en proyectos nuevos que te sigan emocionando. Aquí continúo, y lo haré por mucho tiempo, especialmente ahora con el apoyo inestimable de Cristina Mariño, segunda generación en la dirección de la marca, y de la directora ejecutiva, Dora Casal.

-Que haya cedido el timón de la firma a su hija, Cristina Mariño, no implica que tenga previsto abandonar el barco, ¿no?

-En absoluto. El apoyo de la segunda generación me va a permitir una mayor dedicación a lo que más me gusta, el diseño.

-Hace unos años, antes de desfilar también en la Semana de la Moda de Madrid, me insistía en que “lo mejor está siempre por venir”. Después de la pandemia de COVID, ¿sigue pensando lo mismo?

-No tengo la más mínima duda.

-¿Cómo ha vivido usted la emergencia sanitaria?

-La pandemia ha sido dura para todos, nos ha puesto contra las cuerdas desde el punto de vista emocional y psicológico. También económicamente. Pero pienso que de todo se aprende, y solo hay un camino: trabajar, trabajar y trabajar para continuar mejorando.

-Tras crecer un 13% en 2019, 2020 estaba llamado a ser el año del impulso de Roberto Verino, pero la irrupción del SARS-CoV-2 lo frenó todo. ¿En qué punto se encuentran en la actualidad?

-Hace unos cuantos años iniciamos la cuarta fase de un plan que seguimos llevando a término, mucho más lento por la pandemia de COVID, pero sin dejarlo de lado. Nos internacionalizamos más, apostamos por una moda de futuro en términos de sostenibilidad social, defendiendo los oficios y el legado tan rico que tenemos, pero siempre mirando hacia adelante.

-Uno de los grandes vectores de crecimiento del sector de la moda es la venta online. ¿Qué peso tiene esa modalidad de negocio en su firma?

-Para Roberto Verino los canales digitales son una oferta más para un cliente que busca servicio, pero nunca un sustituto de una relación de atención personal y personalizada en nuestras tiendas.

-Más allá de la puesta de largo de hoy en Madrid, ¿cuáles son sus planes más inmediatos?

-Tenemos varios proyectos en marcha, entre ellos, estamos colaborando con uno de tecnología española que hace tejidos elaborados a partir de corteza del alcornoque, imitando el denim. Esto no es solo un avance en la protección del medio ambiente, también ayuda a las zonas de producción de ese árbol. Otra forma de reinventarse.