Muchas familias conviven con animales de compañía, especialmente perros y gatos. Estos dos animales son similares en algunos aspectos y diferentes en otros. El perro es más juguetón y depende más de las personas que le rodean. El gato es mucho más independiente, pero puede ser muy divertido y cariñoso.

Ambos, si están en contacto con un grupo de personas y siempre en casa, pueden llegar a ser muy perceptivos. Por ejemplo, aprenderán los hábitos de los miembros de la familia y a veces tomarán exactamente estos hábitos como propios. Sin embargo, hay una cosa que es la primera y más inmediata: el nombre.

Veremos cómo enseñar a tu perro o gato su nombre en pocos pasos, sin tener que esforzarse demasiado. El secreto de un buen comienzo es elegir un nombre corto y que termine en vocal. Esto permitirá al animal, ya sea perro o gato, entenderlo mejor y tener, con el tiempo, una reacción natural.

Enseñar a tu mascota su nombre es importante. No es sólo para llamarle si hace algo malo, es sobre todo por su seguridad. De hecho, cuando esté fuera de su zona de confort puede ser muy útil haberle enseñado su nombre para que sea una referencia y no se sienta perdido.

Algunos recomiendan no nombrar a tu amigo peludo de inmediato, sino esperar unos días para conocerlo mejor. Además, es mejor optar por un nombre corto y fácil de pronunciar. Es útil preferir los sonidos duros y las vocales claras. Además, es mejor que no se parezca al nombre de otro miembro de la familia, pues de lo contrario el perro o el gato se confundirán.

Una vez elegido el nombre, hay que seguir unos pasos muy sencillos. Aunque no todo el mundo está convencido, incluso el gato sabe su propio nombre y reconoce el de los demás. A veces, simplemente finge no hacerlo. No te rindas, incluso el gato puede acostumbrarse a su nombre.

Los métodos más populares

El mejor momento para enseñar es cuando el animal está atento y no distraído. Las sesiones de entrenamiento deben ser cortas, sencillas y realizarse varias veces en el transcurso de un día. Su nombre debe repetirse en voz alta con claridad y asociarse a una orden positiva como "Ven". Si responde se merece un tentempié apetitoso, de lo contrario no hay que darle nada. Basta con moverse y volver a intentarlo varias veces, el perro o el gato debe acostumbrarse a escuchar el sonido de su nombre.

Además de la comida, es muy importante darle una gran dosis de mimos. Los expertos recomiendan hacerle muchos cumplidos en un tono suave y luego acariciarlo con entusiasmo. Este comportamiento funciona tanto con el gato como con el perro. Después de un tiempo, cuando tu amigo responda casi siempre a su nombre, entonces será el momento de dar la recompensa una vez y otra no, y luego dejarla lentamente. De este modo, con estos pocos pasos el animal aprenderá sin duda su nombre y a responder cuando lo escuche.