La pandemia ha dejado huella en los humanos, pero también en las mascotas más sociales: los perros. En estos años, estos animales de compañía han tenido que ir adaptándose a las diferentes situaciones sanitarias en manos de unos propietarios que, en demasiadas ocasiones, no han sido lo responsables que deberían.

«Durante el confinamiento no había perros en las perreras, ya que eran la excusa para salir a pasear; ahora vuelven a estar a tope, lo que dice mucho de los humanos», lamenta el veterinario Santiago Yepes, quien destaca la injusticia de utilizar a los animales como beneficio propio y abandonarlos cuando ya no nos sirven.

Los que sí permanecieron con sus familias antes, durante y después del confinamiento también han tenido secuelas de las que muchos hoy continúan recuperándose. Mientras otras mascotas como los gatos, mucho más independientes, no han notado mucho estos cambios, ya que «les da igual que estés o no en casa», los perros sí han sufrido problemas por su estrecho vínculo con las personas.

«Con el confinamiento, los perros estaban felices porque sus propietarios estaban en casa y todo el tiempo que pases con ellos es fantástico. Sin embargo, la vuelta al trabajo provocó la ansiedad por separación, que a día de hoy muchos siguen padeciendo», explica Santiago Yepes.

Los perros son animales muy sociales. |

Esta ansiedad por separación la sufren especialmente los perros jóvenes, que necesitan aprender a estar solos, ya que han crecido con compañía casi permanente en los meses más duros de la pandemia. Los perros adultos, que ya saben diferenciar que hay momentos que tienen compañía y otros no, lo han tenido más fácil en este sentido.

Síntomas de la ansiedad

¿Cómo saber si un perro sufre ansiedad por separación? «Normalmente tienen tres comportamientos que pueden ser síntoma: que ladren o chillen cuando nos vamos de casa, que tengan un comportamiento destructivo con elementos de la casa como cortinas o sofás, por ejemplo, o que se hagan pipí y caca donde antes no solían hacerlo», detalla el veterinario.

Los comportamientos destructivos pueden mejorar con la ayuda de un veterinario. | FOTOS: SHUTTERSTOCK Shutterstock

La recomendación ante este tipo de conductas es ir al veterinario, que ayudará al propietario a tomar acción para mejorar el bienestar del animal y, con él, su comportamiento. «El veterinario puede dar pautas para que el animal se acostumbre a estar solo, consejos que permitirán también modificar su conducta», añade Santiago Yepes.

Premiar las buenas conductas

Los profesionales aconsejan no dejar en manos de la información que circula por internet el cuidado de las mascotas. «Si el perro se hace pipí o caca donde no debe, reñirle no tiene ningún efecto», como se puede leer en páginas web o blogs de personas sin formación. «Para el perro estar contigo es un premio, aunque le estés riñendo, así que esa no es la forma correcta de modificar un mal comportamiento», recalca Yepes.

En ocasiones, los veterinarios o etólogos incluso se trasladan a las viviendas de los propietarios para conocer el ambiente, los espacios y poder ofrecer unas directrices mucho más definidas, aunque no siempre es necesario.

Contar con los profesionales

Es importante saber que los veterinarios no solo cumplen la función de curar a las mascotas cuando sufren un accidente o enfermedad, sino que son un pilar fundamental para ofrecer a nuestros animales unos cuidados adecuados. Además, su apoyo puede ser clave a la hora de adoptar una mascota que se adapte a nuestra forma de vida, evitando así dejarnos llevar por el aspecto de un animal si finalmente no vamos a poder cuidarlo como necesita y acabar cayendo en el abandono.

Pasar tiempo con el dueño es el mejor regalo para un perro. |

«Si cuando va a comprarte un coche lo estudias en profundidad, es importante hacer lo mismo con las mascotas. No hay que pensar: ‘me gusta este, me lo llevo’, sino conocer bien qué cuidados necesita», expresa Santiago Yepes.

En el caso de elegir un perro o un gato, por ejemplo, el veterinario puede darte las claves para determinar qué raza se adapta mejor a tus condiciones, lo que te ayudará a ofrecerle unos cuidados adecuados. Por ejemplo, una persona mayor nunca debería adoptar un Husky, ya que es un perro que tira mucho y no lo podrá controlar.

Respecto a la adopción de otros animales como mascotas exóticas, los profesionales consideran que en la actualidad se dan menos. «Creo que hay menos iguanas y reptiles que hace unos años», comenta el veterinario, quien apela a la responsabilidad a la hora de elegir mascota, especialmente cuando se trata de especies importadas. «La Serra de Tramuntana [Mallorca] está llena de coatíes, aquí hay serpientes... Hay que ser más responsables».

Según el veterinario, hoy en día hay «algo más de control», por lo que la gente tiene más dificultades para comprar determinados animales importados y a veces renuncian a ello. Además, algunos requieren de documentación.