La reina Isabel II ha marcado con un nuevo rosal plantado en los jardines del castillo de Windsor el que hubiera sido el centenario de su esposo el duque de Edimburgo, fallecido el pasado 9 de abril, recogen este jueves los medios locales.

La soberana británica, de 95 años, recibió ese regalo por parte de la Sociedad Real de Horticultura (RHS) para conmemorar el que hubiera sido el 100 cumpleaños del príncipe Felipe, con quien estuvo casada 73 años. La monarca se ha referido a la flor de tonos rosas y pequeñas líneas blancas, denominada Duque de Edimburgo en homenaje a su marido, como "adorable" y considera que el tributo es un gesto "muy amable".

La BBC muestra este jueves la imagen de Isabel II, sonriente, al aceptar el regalo por parte del presidente de la RHS, Keith Weed, ataviada con gafas de sol y un veraniego vestido azul con diseño floreado y chaqueta blanca, y con un pañuelo de seda y perlas como adornos. Hace solo un año, la monarca y el duque fueron fotografiados juntos en el Cuadrilátero del castillo de Windsor con motivo, entonces, del 99 cumpleaños del príncipe, que ha muerto a solo nueve semanas para llegar a los 100 años.

"Es una rosa llamada Duque de Edimburgo para marcar su centenario y es una rosa conmemorativa de todas las cosas maravillosas que (el príncipe) hizo durante su vida y para que todo el mundo lo recuerde", indicó Weed a la reina. Además, el presiente de la Sociedad de Horticultura explicó que por cada rosa vendida se hará un donativo que irá a parar a la Fundación del Legado Vivo, fundada en 1956 por el príncipe Felipe, y que ayuda a los jóvenes.

Durante su charla con el presidente de la RHS, la reina departió sobre las flores plantadas en sus jardines de Windsor y recordó que aún no han florecido del todo debido a las frías temperaturas del pasado mes. "Hemos tenido un mayo muy frío, ¿verdad?", comentó la soberana.

Por otro lado, también recordó al duque su hijo el príncipe Eduardo durante una entrevista con la BBC, en la que comentó que aunque a la familia le habría "encantado" que su padre hubiera experimentado su centenario, el propio duque "realmente no quería todo el lío" que esto conllevaba y opinó que "no estaba realmente con ganas de celebrar su centenario". "Así que creo que seguimos adelante y celebramos lo que podría haber sido, y su vida, y creo que tratamos de convertirlo en algo muy positivo", dijo.

El príncipe Eduardo también admitió que recuerda el funeral de su padre como un día "extraordinario" y "extraño".