Cuando sacamos la ropa aún húmeda de la lavadora, tenemos dos opciones. Podemos tenderla con la esperanza de que se seque, resistiendo las diversas condiciones climáticas de la temporada, o podemos confiar el secado a otro electrodoméstico, la secadora.

La secadora ha sido durante mucho tiempo el aliado número uno para el secado rápido, sustituyendo la combinación natural de viento y calor. La electrónica viene a nuestro rescate y, afortunadamente, la secadora es fácil de usar.

Sin embargo, podemos encontrarnos con un gran problema: abrir la puerta y descubrir que nuestra ropa es ahora apta para niños. Pero, ¿cómo podríamos evitar una posible contracción?

Por qué las prendas pierden talla

Empecemos por tratar de entender cuál podría ser la razón de este inconveniente. Algunos asocian el problema con el tambor, su forma y sus movimientos.

Sin embargo, generalmente se culpa a la temperatura. De hecho, una vez que se cierra la puerta y se activa el programa, se alcanzan altas temperaturas en el interior del aparato.

Esto afectaría a las fibras de nuestra ropa y las "acortaría", provocando su encogimiento. Por desgracia, ninguna prenda estaría exenta de este problema, desde las fibras naturales como la lana, el algodón y el lino hasta las fibras sintéticas como el nylon. Sin embargo, podemos poner en marcha algunos sencillos trucos.

3 trucos poco conocidos para no encoger la ropa al usar la secadora

En primer lugar, debemos evitar secar completamente la ropa, al menos las prendas más delicadas que imaginamos que corren el riesgo de encogerse. Esto significa que debemos dejarla un poco húmeda, quizás seleccionando un programa específico, que muchas secadoras tienen de serie, como por ejemplo:

- La indicada por el símbolo de la percha, que significa colgar la ropa y dejarla secar al aire, fuera del armario;

- El indicado por el símbolo de la plancha, que sugiere completar el proceso de secado durante el planchado gracias al vapor.

Además, podríamos utilizar el programa preestablecido para prendas delicadas, como la seda, con ciclos cortos y temperaturas más bajas.

Por último, en lugar de cargar el tambor con prendas mezcladas, podríamos dividir las prendas según el tejido ajustando manualmente la temperatura y la duración y comprobando a mitad del ciclo.