Te has pasado todo el día limpiando, recogiendo aquí y allá, guardando las cosas que estaban desperdigadas por la casa y, sin embargo, en sólo un par de horas parece que todo vuelve a estar sucio. No es cierto, es sólo la impresión, puesto que el desorden da sensación de suciedad y dejadez aunque cada superficie de tu casa esté reluciente. No importa cuánto tiempo has empleado en asear tu hogar, si tienes trastos desperdigados por las habitaciones, pronto (incluso a ti, que sabes que está impoluto) te dará la sensación de que tienes que volver a limpiar.

Para evitar este tipo de situaciones y abordar las tareas más habituales de la casa, sin esfuerzo y de manera natural, ha surgido una nueva forma de afrontar las tareas cotidianas. Es un truco de limpieza fácil y sencillo que te ayudará a mantener el orden y la limpieza en casa por más tiempo. Se trata de la regla de los dos minutos, un nuevo método de limpieza que cada vez gana más adeptos porque permite realizar tareas simples y cotidianas y eliminarlas de la limpieza general sin apenas darte cuenta.

Son cosas muy sencillas que casi no te llevarán tiempo y que, a cambio, te permitirán vivir con más descanso y sin tanto estrés por mantener la limpieza. De hecho, una vez que introduzcas en tu rutina el truco de limpieza de los dos minutos, ya nunca lo abandonarás.

Truco de limpieza: la regla de los 2 minutos

La regla de los dos minutos establece que si una tarea lleva menos de dos minutos hacerla, no hay que dejarla para luego, sino que lo mejor es realizarla y olvidarse de ella. Es una regla de limpieza que puedes extender a toda la familia, en función de las posibilidades de cada uno de sus miembros, y que se adapta pronto y fácilmente a cualquier estilo de vida.

Algunos ejemplos de tareas de limpieza que puedes hacer siguiendo esta regla de los dos minutos son los siguientes:

  • lavar un plato (eso te permitirá no acumular vajilla sucia en el fregadero)
  • poner una lavadora con la ropa del gimnasio (la tendrás lista para cuando la necesites y no se amontonará en la cesta)
  • recoger la mesa de centro del salón (evitarás que allí reposen montañas de papeles que, antes o después, tirarás)
  • colgar la ropa que has usado (en vez de dejarla sobre una silla, así impedirás que se arrugue)
  • despejar el recibidor (evitarás que se acumulen las cartas sin abrir y otros enseres)