La parte delantera del coche es una de las zonas que más suciedad acumula y la que más dificultades presenta a la hora de limpiarla. Los faros están muy expuestos ya que la parte frontal es la que más polvo coge, se estrellan insectos y demás suciedad.

Pasarlos por un túnel de lavado o darles con la manguera a presión no es suficiente para limpiar una de las partes más importantes de nuestro vehículo.

Asimismo, debemos mantenerlo en el mejor estado posible para asegurar el bienestar del conductor y sus acompañantes, ya que es uno de los mecanismos más importantes, sobre todo si hay fenómenos atmosféricos que impiden la visión o si es de noche.

La mayoría de nosotros utiliza agua y jabón para limpiarlos con el lavado automático del coche o con un paño y un cubo de agua. Lo hagas como lo hagas, no es la mejor manera de dejar los faros relucientes y es que esa sensación de suciedad permanente puede cambiarse con un sencillo gesto.

Si quieres dejar los faros como si hubieras comprado el coche hace dos días ve a la despensa y coge un limón y el bote de bicarbonato. A continuación, corta la fruta por la mitad y espolvorea el polvito blanco sobre él. Ahora solo tienes que frotar el limón con fuerza sobre los faros. En cuestión de segundos verás como la suciedad desaparece a la primera.

Hay otra manera de hacerlo: exprime el zumo de un limón en un recipiente y añade el bicarbonato. Una vez hecho el mejunje, restriégalo con una bayeta sobre los faros y frota bien.

El limón y el bicarbonato son un binomio especialmente útil para limpiar. También es ideal para limpiar la nevera, y además de sacar la suciedad más incrustada, también es perfecta para eliminar los malos olores que a veces se quedan en este electrodoméstico por haber dejado olvidado algún alimento en mal estado o de un olor especialmente potente.