Cuando estamos en un momento especialmente malo de nuestro día, buscamos refugio en la comida. Pero no en una ensalada sana y beneficiosa, sino en la comida basura más dulce, grasienta y peligrosa que existe para nuestra salud. Un mecanismo no dictado por el azar, sino impuesto por nuestro cerebro que iría en busca del azúcar como si fuera una droga. Y precisamente en esos momentos, deberíamos seguir esta exigencia pero introduciendo azúcares buenos como los que se encuentran en la fruta. Y como nos recuerdan los expertos, las exigencias diarias de nuestro cerebro podrían estar en cierto modo dirigidas por nuestra dieta diaria. De hecho, hay alimentos que serían un verdadero combustible para el cerebro y que además tendrían el beneficio de prevenir la aparición del Alzheimer.

Técnicamente, en términos muy simples, nuestro cerebro necesitaría energía. La forma más rápida de suministrarla sería a partir de carbohidratos, o azúcares simples que entrarían en circulación más rápidamente. El protagonista absoluto y verdadero combustible de nuestro cerebro es la glucosa. Un azúcar que, según la medicina, está en la base de hasta el 99% de toda la energía del cerebro. Por no hablar de que la propia glucosa sería la base de ciertos neurotransmisores absolutamente fundamentales para nuestras actividades diarias. Estamos hablando del glutamato, por ejemplo, que actuaría como mensajero entre el cerebro y el resto de nuestro organismo. Los alimentos que tendrían dosis de glucosa interesantes para nuestro cerebro serían la miel y el jarabe de arce, dos productos que puedes encontrar en Mercadona. Pero también hay que tener cuidado con las uvas, los dátiles, los kiwis y la remolacha roja.

Si la glucosa es el combustible de nuestro cerebro, no hay que olvidar la importancia de los ácidos grasos omega-3. Conocidos por la mayoría de la gente como aliados de la salud del corazón, también serían importantes ayudas para el cerebro y en la prevención de enfermedades degenerativas. No en vano nuestras abuelas nos hacían comer mucho pescado cuando éramos niños, diciéndonos que sería bueno tanto para el corazón como para el cerebro. Es muy cierto que el pescado contiene fósforo, pero aún más importante sería su contenido en ácidos grasos omega-3. Las sardinas y las anchoas, el atún y la caballa, sin olvidar el salmón, serían los aliados del cerebro en la lucha contra el Alzheimer